Cambio climático, conflictos armados y emergencias sanitarias, una combinación mortal
MSF, CICR y IFRC alertan de la triple amenaza para los más vulnerables en contextos inestables
Ginebra / Madrid, 4 de noviembre de 2022, (MSF/CICR).– El cambio climático no es una amenaza lejana. Ya está afectando drásticamente a personas vulnerables en todo el mundo. En particular, está teniendo efectos devastadores para las personas que viven en situaciones de conflicto armado y para quienes no tienen acceso a la atención sanitaria básica.
Médicos Sin Fronteras (MSF), el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja trabajan estrechamente con las comunidades en los países donde la convergencia de cambio climático, conflictos armados y emergencias sanitarias es una cruel realidad. De los 25 países más vulnerables al cambio climático y con menos recursos de adaptación, la mayoría están, además, afectados por conflictos armados. En muchos de estos lugares, no hay acceso a la atención sanitaria básica. Cuando las crisis climáticas tienen lugar en países con alimentos, agua y recursos económicos limitados, la vida, la salud y los medios de subsistencia corren peligro.
Somalia ha sufrido un ciclo errático de sequías e inundaciones en los últimos años, lo que ha agravado una situación humanitaria ya de por sí grave y complicada, aún más, por tres décadas de conflicto armado. La población no ha tenido suficiente tiempo para adaptarse debido a la alta frecuencia y gravedad de las crisis climáticas.
Las organizaciones humanitarias también han dado respuesta a las inundaciones en Sudán del Sur y en todo el Sahel; los ciclones devastadores en Madagascar y Mozambique; y la intensa sequía en el Cuerno de África. La crisis climática empeora las crisis sanitarias y humanitarias.
Como organismos humanitarios, las organizaciones ven con preocupación la realidad actual y las previsiones para el futuro. La producción de alimentos y los medios de supervivencia están amenazados por sequías, inundaciones, plagas de insectos y cambios en los patrones de las lluvias. Sus equipos son testigos de cómo los fenómenos climáticos son cada vez más extremos y potentes, como los ciclones, que destruyen infraestructuras sanitarias esenciales. Ven los cambios en los patrones de enfermedades mortales como la malaria, el dengue y el cólera. Los conflictos armados y la violencia aumentan la necesidad de asistencia sanitaria de emergencia y, a la vez, limitan la capacidad de los centros sanitarios.
Todas estas situaciones tienen lugar en un mundo cuya temperatura aumentó 1,2 grados centígrados respecto de los niveles preindustriales, mientras somos testigos de cómo las personas más vulnerables pagan el precio de un problema causado de manera desmesurada por los países más ricos del mundo. El calentamiento adicional llevará a consecuencias catastróficas si no se toman medidas de mitigación urgentes y ambiciosas, y si no se movilizan los apoyos adecuados para que las personas y los países más afectados puedan adaptarse a los crecientes riesgos climáticos.
"Hoy, las necesidades ya superan la capacidad de respuesta. Esta es una crisis de solidaridad que está dando lugar a una crisis de moralidad. El mundo no puede dejar sin apoyo a quienes sufren las consecuencias más trágicas", afirma Stephen Cornish, director general de MSF en Suiza.
La ayuda económica y técnica para las personas que más la necesitan no llega en los niveles que debería. El compromiso establecido en el Acuerdo de París para aumentar el apoyo a los países menos desarrollados no tiene en cuenta que una cantidad significativa de ellos también se ven afectados por los conflictos armados y que debería dárseles prioridad. Hasta la fecha, no se han cumplido las promesas de reducir las emisiones de carbono y de ayudar a los países que sufren las peores consecuencias.
"Estamos viendo los graves efectos combinados de los crecientes riesgos climáticos y de los conflictos armados desde Afganistán hasta Somalia, Malí o Yemen. Nuestra labor en estos lugares ayuda a la población a hacer frente a la crisis climática. Pero los organismos humanitarios no pueden responder solos a una multiplicidad de problemas. Si no se presta un apoyo financiero y político decisivo a los países más vulnerables, el sufrimiento no hará más que empeorar", alerta Robert Mardini, director general del CICR.
Las organizaciones humanitarias hacen un llamamiento a los dirigentes mundiales para que cumplan con los compromisos contraídos en el Acuerdo de París y la Agenda 2030, y garanticen que las personas vulnerables y afectadas por los conflictos reciban el apoyo adecuado para adaptarse al cambio climático. Es imprescindible encontrar soluciones de manera colectiva y facilitar el acceso a financiación para una acción climática adecuada en entornos complejos. Abandonar a las personas a su propia suerte no es una opción.
Guillermo Algar