Sudán del Sur: más de 33.000 personas desplazadas llevan dos meses esperando ayuda humanitaria urgente
A pesar de los llamamientos de MSF, la comunidad humanitaria en Sudán del Sur no ha conseguido aumentar la asistencia a miles de personas desplazadas en el condado de Twic. En su mayoría mujeres, niñas y niños, tuvieron que huir de sus hogares en febrero. Ahora malviven sin alimentos, refugio ni servicios de saneamiento
Abyei, Sudán del Sur, 26 de abril de 2022. Después de tener que huir de sus hogares hace más de dos meses, decenas de miles de personas en el condado de Twic siguen sin tener cubiertas sus necesidades más básicas. A pesar de nuestros repetidos llamamientos, la comunidad humanitaria en Sudán del Sur no ha conseguido aumentar la asistencia a una población que, en gran medida, se han quedado sin alimentos, refugio y servicios de saneamiento.
Tras los violentos enfrentamientos entre comunidades a principios de febrero en Agok y sus alrededores, en el Área Administrativa Especial de Abyei, los residentes huyeron hacia el norte, a la ciudad de Abyei, y al sur, al condado de Twic, en el estado de Warrap.
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En las seis ubicaciones en el condado de Twic en las que tenemos actualmente presencia, hay alrededor de 33.000 personas desplazadas, la mayoría mujeres, niñas y niños. La mayoría de las personas se han asentado a la intemperie, y muchas aún carecen de elementos básicos como refugio, alimentos y agua potable.
“La situación en los campos es terrible. La población vive en refugios improvisados hechos de palos, plásticos y telas. Los padres y madres están literalmente arrancando hojas de los árboles y cocinándolas para alimentar a sus hijos debido a la falta de alimentos”, explica Susana Borges, nuestra coordinadora general en Sudán del Sur. “Estamos haciendo todo lo posible para dar una respuesta adecuada, pero es necesario que otras organizaciones den un paso al frente”.
A pesar de las necesidades críticas, las organizaciones humanitarias no han respondido de forma rápida y adecuada; lo que ha resultado en unas pésimas condiciones de vida en los campos.
En los últimos dos meses, hemos suministrado un total de 374,2 toneladas métricas de alimentos y un promedio de 14,5 litros de agua potable por persona al día en diferentes lugares. Nuestros equipos también han construido 135 letrinas y han distribuido artículos de primera necesidad como mantas, mosquiteros, bidones y jabones a unas 10.000 familias.
Hemos gestionado clínicas móviles en tres de los emplazamientos donde se refugian las personas desplazadas. El estado de salud de los pacientes que acuden a nuestras clínicas está estrechamente relacionado con las duras condiciones de vida y la falta de alimentos. La falta de refugio, letrinas y mosquiteras pone a las personas en riesgo de contraer enfermedades como la malaria y el cólera. Con la temporada de lluvias a punto de comenzar es probable que la situación sanitaria se deteriore aún más si la respuesta humanitaria no se amplía de inmediato.
“Las lluvias están a punto comenzar, y las personas tienen niñas y niños pequeños con ellos. Si llueve ahora, no tendríamos dónde refugiarnos”, explica Atem, padre de dos niños pequeños que vive en el campo de para personas desplazadas de Gomgoi, tras haber dejado su hogar en Agok. “La gente está sufriendo muchísimo. Necesitan un lugar donde refugiarse, necesitamos alimentos”.
Parece muy poco probable que las personas puedan regresar pronto a sus casas, porque tienen miedo a sufrir nuevos actos de violencia. “He visto personas a las que les han disparado, personas inocentes, personas como yo. Ellos [los atacantes] saquearon mi casa y saquearon mi tienda”, prosigue Atem. “¿Cómo puedo pensar en volver de nuevo? Para mí, la única opción es quedarme aquí, aunque sea en estas condiciones”.
Muchas personas necesitarán recibir ayuda durante los próximos meses para garantizar que tengan unas condiciones de vida mínimamente dignas. Es necesario que se refuerce lo antes posible el suministro adecuado de alimentos y agua potable. Se necesita de una acción humanitaria conjunta y sostenida para ayudar a todas las personas desplazadas. Su situación tras varios meses de abandono es extremadamente vulnerable.
Trabajamos en Agok desde 2006. En 2008 establecimos un hospital en la ciudad, proporcionando una amplia gama de servicios de salud para unas 140.000 personas. Tras la violencia inicial que estalló el 10 de febrero de 2022, suspendimos los servicios en el hospital. Al mismo tiempo, comenzamos a brindar asistencia médico-humanitaria en el condado de Twic y en la ciudad de Abyei, donde se refugian muchas de las personas desplazadas.
Fernando Calero