La muerte de 61 personas en un naufragio frente a Libia, consecuencia directa de las políticas migratorias europeas
MSF denuncia el retraso en la asistencia a la embarcación a causa de la externalización de fronteras, la insuficiente capacidad estatal de salvamento y la obstrucción a las operaciones de rescate de las ONG
Roma / Madrid, 19 de diciembre de 2023.- La muerte de 61 personas, ahogadas en un naufragio frente a las costas de Libia la noche del 14 al 15 de diciembre, es una tragedia completamente evitable y muestra una vez más las consecuencias de las letales políticas europeas de no asistencia y de la vergonzosa externalización de la gestión de fronteras según Médicos Sin Fronteras (MSF).
"No se puede aceptar que un barco en peligro con 86 personas a bordo, a sólo 18 millas náuticas (33 kilómetros), a menos de 45 minutos de las costas libias, haya terminado con la muerte de 61 personas, entre ellas niños", denuncia Virginia Mielgo, coordinadora de MSF a bordo del Geo Barents, el navío de búsqueda y rescate de la organización médico-humanitaria.
"Al entregar la responsabilidad de la gestión de sus fronteras a la Guardia Costera libia, que una vez más ha demostrado claramente su incapacidad para coordinar actividades seguras de búsqueda y rescate y evitar la pérdida de vidas en el mar, los Gobiernos europeos se han hecho cómplices de sus muertes", recalca Mielgo.
A pesar de las alertas a las autoridades de salvamento italianas, maltesas y libias de la peligrosa situación, no fue hasta pasadas ocho horas cuando un buque mercante, el Vos Triton, acabó llegando a la zona donde se encontraba la embarcación en apuros.
Obligados a abandonar la zona de rescate
Además de la insuficiente capacidad estatal de búsqueda y rescate en el Mediterráneo central, la ausencia de buques de rescate de ONG en la zona aquella noche es el resultado de la temeraria y constante obstrucción de las labores civiles de búsqueda y rescate por parte de las autoridades italianas durante el último año. Dos buques de ONG, entre ellos el Geo Barents, se encontraban en la zona donde se produjo el naufragio apenas dos días antes del mismo, pero se vieron obligados a navegar hacia puertos distantes al norte de Italia con menos de 40 personas rescatadas a bordo cada uno por orden de las autoridades italianas.
"Al ser enviados de nuevo a un puerto innecesariamente lejano como el de Génova, con muy pocas personas a bordo, nos vimos forzados a seguir, impotentes, cómo las alertas a las autoridades quedaban sin respuesta durante horas. Aunque era evidente que la vida de la gente corría peligro inminente, no se hizo nada por asistirlas hasta que fue demasiado tarde", añade Mielgo.
Los 25 supervivientes del naufragio fueron devueltos por la fuerza a Trípoli, en Libia, donde MSF y otras organizaciones han documentado ampliamente terribles actos de violencia y abusos infligidos a migrantes, solicitantes de asilo y refugiados. Un riesgo del que las autoridades europeas eran plenamente conscientes cuando intervino el Vos Triton, el mismo buque que ya ha sido acusado de devolver ilegalmente a 270 personas a Libia en 2021.
"En cuanto tuvimos constancia de que el Vos Triton se dirigía a Libia, nos pusimos en contacto con el buque para recordarle el principio de no devolución y que desembarcar personas en Libia sería ilegal", explica Mielgo. "Unas horas después supimos que no sólo se había producido ese reembarco ilegal, sino que más de 60 personas habían muerto durante esa noche, fue desgarrador".
"Con esta nueva tragedia, los Gobiernos europeos no pueden obviar más de las evidentes consecuencias de sus inhumanas decisiones políticas. Es necesario un cambio radical en Europa para adoptar políticas migratorias que salven vidas en lugar de sacrificarlas", concluye Mielgo.
Cerca de 2.300 hombres, mujeres y niños han muerto o desaparecido al intentar cruzar el Mediterráneo central hacia Europa en 2023.
Guillermo Algar