Extensas inundaciones en el este y noreste de Sudán del Sur dejan a decenas de miles de personas varadas en zonas inaccesibles
La ciudad de Pibor está completamente anegada y en Maban más de 200.000 personas se han visto afectadas
Juba, Sudán del Sur, 22 de octubre de 2019 - En el este y noreste de Sudán del Sur, las extensas inundaciones que se han producido en estas últimas semanas han dejado a miles de personas varadas en áreas inaccesibles, empeorando aún más la delicada situación de cientos de miles de personas que atraviesan una grave y prolongada crisis humanitaria.
Médicos Sin Fronteras (MSF), que está llevando a cabo diversas evaluaciones de emergencia en las áreas afectadas, insta a todos las organizaciones humanitarias presentes en el país que movilicen los recursos necesarios para mitigar el impacto de las inundaciones y garantizar la llegada de la ayuda.
En Pibor, al este del país, MSF se ha visto obligada a reducir al mínimo sus actividades y a tener que sacar a los pacientes del hospital antes de que el complejo donde está situado el mismo quedase completamente anegado. La población de toda la ciudad y de sus alrededores se ha quedado sin acceso a un soporte médico que en muchos casos era de vital necesidad.
En un esfuerzo por continuar brindando servicios mínimos, el equipo de MSF ha construido una instalación provisional con grandes tiendas de campaña en un terreno más elevado, pero este lugar podría quedar también inundado en cuestión de días.
“Trasladaremos tan pronto como sea posible a los nueve pacientes que siguen bajo nuestro cuidado y les llevaremos a un lugar más seguro. Hemos enviado nuevos equipos a la zona para buscar otro lugar más elevado en el que poder establecer un gran hospital de campaña que ya ha sido enviado desde Bruselas. El personal del Ministerio que trabaja en el hospital de Pibor nos está ayudando en esta labor”, explica Roderick Embuido, coordinador médico de MSF en Sudán del Sur.
ACNUR estima que en Maban, en el noreste del país, más de 200.000 personas se han visto afectadas por las inundaciones. En el centro de salud de MSF, un niño que estaba gravemente enfermo y que estaba recibiendo soporte de oxígeno falleció cuando se inundaron los generadores, lo que provocó la interrupción del suministro eléctrico. El hospital de MSF también se inundó y las carreteras quedaron impracticables, evitando -de forma temporal- que el equipo pudiera llegar al centro de salud.
“Estamos extremadamente preocupados por las desastrosas consecuencias que podrían tener estas inundaciones para las poblaciones de Pibor y Maban y de sus alrededores. Nos estamos enfocando en realizar evaluaciones aéreas y terrestres de manera urgente para comprender el impacto de forma más amplia y así adaptar nuestras actividades. La situación cambia por momentos. La experiencia nos dice que este tipo de inundaciones, que van creando fuentes de agua contaminada por todas partes, incrementan exponencialmente el riesgo de que aparezcan brotes de enfermedades como el cólera y la hepatitis A”, afirma Embuido.
“Es de esperar que también se produzca un rápido aumento en el número de casos de diarrea aguda, malaria e infecciones del tracto respiratorio, tres de las principales causas mortales en Sudán del Sur. Las organizaciones internacionales y nacionales deben movilizarse de inmediato para garantizar la provisión de alimentos, agua, refugio y atención médica, y asegurar que se brinde atención adecuada a la población de Pibor, donde toda la población se encuentra aislada y sin apenas acceso a ningún tipo de atención médica", afirma Kim Gielens, coordinador general de MSF en Sudán del Sur.
Las inundaciones podrían aumentar también el número de casos de desnutrición, ya que se han perdido muchos alimentos y los campos de cultivo han quedado inservibles. “En Maban, los pacientes que llegan al hospital nos dicen que la poca comida que hay disponible en los mercados ha triplicado su precio, Muchas personas ya no tienen medios para pagarla”, afirma Embuido.
En un país donde la malaria es la principal causa de muerte entre los niños menores de 5 años, y donde MSF trata a casi 300.000 pacientes por año, cualquier aumento en el número de casos de esta enfermedad tendrá graves consecuencias.
“También estamos preocupados por el posible incremento en el número de víctimas de mordedura de serpiente, pues estos animales irán desplazándose hacia espacios más secos, que son justo aquellos en donde se congregarán las personas que se han visto desplazadas por las inundaciones. En el hospital de Pibor ya atendíamos cientos de personas cada año por mordeduras. Ahora la situación es mucho más complicada, pero la gente no tiene dónde ir en busca de ayuda”, explica Gielens.
Siete millones de personas, lo que supone aproximadamente dos tercios de la población de Sudán del Sur, ya dependían en mayor o menor medida de la ayuda humanitaria. La atención médica es escasa o nula en muchas partes del país y alrededor del 80% de los servicios sanitarios los prestan organizaciones no gubernamentales como MSF. Las inundaciones harán que su situación se vuelva más complicada aún, lo que irá minando poco a poco su capacidad de resiliencia. “Para evitar que se produzca una catástrofe aún mayor, es necesario que las organizaciones de ayuda den un paso al frente y actúen con rapidez”, concluye Gielens.
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Médicos Sin Fronteras (MSF) trabaja en lo que hoy es Sudán del Sur desde 1983, llevando atención médica a muchas partes del país donde el acceso a todo tipo de servicios sigue estando enormemente limitado. A día de hoy, la organización cuenta con 15 proyectos repartidos en Sudán del Sur en los que cuenta con más de 3.500 profesionales. Por sus consultas pasaron el pasado año más de 1 millón de personas.
Fernando Calero
Ivan M. García
Guillermo Algar