De las inundaciones al hambre: la falta de alimentos asola el este de Chad

Las fuertes lluvias han destruido gran parte de los campos de cultivo de la región. MSF pide a la comunidad internacional una respuesta a la altura

Yamena (Chad)/Madrid, 17 de septiembre de 2024.- Tras más un mes desde que se produjeran las inundaciones en el este de Chad, el hambre se ha convertido en la principal preocupación para la población. Las fuertes lluvias han destruido gran parte del suministro de alimentos de la localidad de Koukou (en la provincia de Sila) y sus alrededores, y muchos campos de sorgo, cacahuetes y mijo han sido devastados o ya no son aptos para el cultivo. Esto ha provocado, además, que el precio del poco alimento disponible se dispare, volviéndose inalcanzable para la mayoría.

"Una distribución inmediata de alimentos ayudaría significativamente a muchas personas aquí en Koukou. Sería un primer paso crucial y muy necesario", afirma Julie Melichar, coordinadora de proyectos de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el este de Chad. Teniendo en cuenta el gran número de personas afectadas, la respuesta de las organizaciones internacionales es imprescindible para evitar una catástrofe humanitaria. “La gente no puede esperar mucho más”, subraya.

Un niño cruza aguas residuales para llegar al lugar donde se alojan los desplazados de la ciudad de Koukou, parcialmente destruida por las inundaciones. Julie Melichar/MSF
Un niño cruza aguas residuales para llegar al lugar donde se alojan los desplazados de la ciudad de Koukou, parcialmente destruida por las inundaciones. Julie Melichar/MSF

La falta de alimentos no es la única carencia que experimenta la población de la región. En las últimas semanas se han producido cinco nuevas inundaciones, que han provocado la destrucción de viviendas, el desplazamiento de personas y la inutilización de centros de salud.

Además, los equipos de MSF que trabajan en los campos de desplazados por las inundaciones de Koukou han identificado como necesidad inmediata el acceso a agua potable y saneamiento. La mayoría de las fuentes se contaminaron durante las inundaciones al mezclarse con aguas residuales (residuos y heces). En las pocas fuentes operativas, es necesario evaluar la calidad del agua y, en todo caso, la cantidad disponible no cubre la enorme demanda.

En las últimas semanas se han producido cinco nuevas inundaciones que han provocado la destrucción de viviendas, el desplazamiento de ​ personas y la inutilización de centros de salud

"No siempre hay agua disponible, lo que empuja a la gente a buscarla a los wadis [cauces secos de los ríos]. Aunque MSF está limpiando pozos de agua, la población corre el riesgo de volver a contaminarse en caso de nuevas lluvias o inundaciones. La situación sigue siendo precaria y requiere una respuesta eficaz en materia de agua, saneamiento e higiene para reducir el riesgo de enfermedades transmisibles", alerta Melichar. ​

Mayor riesgo de enfermedades

La falta de acceso a agua potable, unido a la ausencia de instalaciones sanitarias y el hacinamiento de los desplazados en los refugios improvisados, también incrementa el riesgo de epidemias.

En la misma línea, en los refugios improvisados hay muy pocas mantas, incluso para los niños pequeños y las mujeres embarazadas. Las lonas son insuficientes y a menudo están en mal estado. Una falta de protección contra las repetidas lluvias y tormentas que favorece el desarrollo de enfermedades como las infecciones respiratorias agudas y la malaria.

MSF ha instalado un puesto de salud donde presta atención primaria. Entre el 14 de agosto y el 9 de septiembre, los equipos de MSF realizaron 1.850 consultas de salud. Más de 340 personas sufrieron infecciones respiratorias agudas, 265 dieron positivo en la prueba de la malaria y más de 220 recibieron tratamiento para la diarrea. MSF también realizó consultas prenatales a 232 mujeres embarazadas, a las que también se hicieron pruebas de malaria y se proporcionó tratamiento preventivo intermitente. ​

Cifras globales: el pasado 3 de septiembre, el Gobierno de Chad anunció que las inundaciones han afectado a cerca de un millón y medio de personas a lo largo del país. Además, las lluvias han destruido aproximadamente 260.000 hectáreas de campos, distribuidas en 115 departamentos de los 120 que hay en Chad. La necesidad de una respuesta de las organizaciones internacionales es esencial, especialmente teniendo en cuenta que Chad es un país especialmente vulnerable al cambio climático que a menudo sufre sequías e inundaciones recurrentes. De hecho, las proyecciones científicas indican que el país experimentará más días de lluvias torrenciales en el futuro.

 

 

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