Abandonados para que se ahoguen en la frontera sur de Europa
MSF alerta de la normalización de las políticas de disuasión y de no asistencia en el Mediterráneo central y del desmantelamiento del sistema de búsqueda y rescate en favor de las devoluciones forzosas
Mediterráneo central, 5 de julio de 2022.- Se cumple un año del inicio de las operaciones de búsqueda y rescate en el Mediterráneo central del Geo Barents, el barco de Médicos Sin Fronteras (MSF). En este tiempo, los equipos a bordo han rescatado a 3.138 personas y llevado a cabo 6.536 consultas médicas antes de desembarcar en un lugar seguro en Europa. Tras el trágico rescate de la semana pasada, la triste realidad en la frontera sur de Europa no ha cambiado: la normalización de las políticas de disuasión y no asistencia en el mar, así como el desmantelamiento del sistema de búsqueda y rescate en favor de las devoluciones forzosas, siguen provocando sufrimiento y pérdidas de vidas.
Las cifras, que representan vidas humanas, son escandalosas. Entre 2017 y 2021, al menos 8.500 personas murieron o desaparecieron y 95.000 fueron devueltas forzosamente a Libia. En 2021, el año con más devoluciones forzosas registradas hasta la fecha, 32.425 personas fueron interceptadas y retornadas a Libia. Allí, las personas se enfrentan a tratos degradantes como extorsión, tortura y, con demasiada frecuencia, muerte.
“Los Estados europeos no están proporcionando una capacidad proactiva y adecuada de búsqueda y rescate, y en cambio refuerzan la capacidad de la Guardia Costera libia que sin duda apoya los retornos forzados a Libia, donde la detención y el abuso son la norma. La presencia de MSF en el Mediterráneo central es el resultado directo de la retirada progresiva y vergonzosa de la capacidad naval proactiva de búsqueda y rescate en el Mediterráneo liderada por los Estados europeos”, afirma Juan Matías Gil, responsable de las operaciones de búsqueda y rescate de MSF.
Informe Un año del Geo Barents en el mar (en inglés)
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Resumen ejecutivo informe (en ingles)
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Los horrores que experimentan las personas refugiadas, solicitantes de asilo y migrantes en Libia, ya sea antes de su intento de cruzar el Mediterráneo central o después de haber sido devueltas por la fuerza, son inimaginables. Basándose en los testimonios de las personas rescatadas que han encontrado el coraje de compartir sus historias, MSF ha documentado el impacto brutal y los relatos desgarradores de la violencia infligida a miles de hombres, mujeres, niñas y niños atrapados entre el mar y Libia.
“La policía, la guardia costera, el ejército nunca se preocupan por nosotros. Me pegaban mucho, pegaban todos. Hasta que te desmayabas. Hasta que te derrumbabas. Tantos castigos severos en ese país […] ¿Por qué la Unión Europea apoya a esta gente? Dije 'Dios, por favor ayúdame'. Si Nigeria fuera seguro, no estaría en esta tierra. Cuando me estaba preparando para esta tercera vez, dije ‘Dios, preferiría morir en el mar que regresar a los centros de detención de Libia’. Lloré, lloré. Entonces, por tercera vez, me subí a otro bote”, cuenta un hombre de 25 años de Nigeria.
Según los testimonios de los supervivientes recogidos a bordo, el 84% de los no menos de 620 actos violentos reportados habían tenido lugar en Libia. El 68% de ellos en el año previo a ser rescatados. Un número significativo de estos actos ocurrió después de haber sido interceptados por los guardacostas libios y posteriormente encerrados en centros de detención. Los supervivientes informaron que los perpetradores eran guardias de los centros de detención (34%), guardacostas libios (15%), policía militar o no estatal (11%) y contrabandistas/traficantes (10%). Los equipos de MSF también documentaron niveles importantes de violencia contra mujeres y niños: el 29% de ellos eran menores, el más pequeño de 8 años, y el 18% de las víctimas eran mujeres.
“Las consecuencias de salud más frecuentes de los actos violentos registrados estaban relacionadas con traumatismos por golpes contundentes, quemaduras, fracturas, traumatismos craneales, lesiones relacionadas con la violencia sexual y los trastornos de salud mental. Otras incluyen discapacidades físicas a largo plazo, embarazos, desnutrición y dolor crónico”, explica Stephanie Hofstetter, responsable del equipo médico de MSF en el Geo Barents.
Desde el inicio de las operaciones de búsqueda y rescate del Geo Barents en junio de 2021, MSF también ha sido testigo de la normalización de los bloqueos en el mar y la angustia que crea esta práctica. Las solicitudes de MSF de puerto seguro para desembarcar a los supervivientes han sido sistemáticamente negadas o ignoradas por las autoridades maltesas; mientras que las peticiones a las autoridades italianas se han retrasado cada vez más. Los bloqueos y retrasos en el mar no solo impiden el acceso rápido a una evaluación completa de las necesidades médicas y de protección, sino que también prolongan el sufrimiento de las personas supervivientes.
No solo es necesario, también es posible cambiar esta mortífera política migratoria. Europa ha demostrado en el contexto de la crisis en Ucrania que puede aplicar un enfoque humano a la migración forzada. La protección de la vida de todas las personas debe aplicarse independientemente de la raza, el género, el país de origen, las creencias políticas o religiosas, y debe darse un trato igualitario, con respecto a sus derechos y dignidad, a quienes buscan seguridad en las puertas de Europa.
MSF realiza actividades de búsqueda y rescate en el Mediterráneo central desde 2015, y ha trabajado en ocho barcos diferentes (solos o en colaboración con otras ONG). En total, los equipos de búsqueda y rescate de MSF en el Mediterráneo central han asistido a más de 80.000 personas. El Geo Barents es el actual barco de búsqueda y rescate fletado por MSF.
Entre junio de 2021 y mayo de 2022, el barco zarpó 11 veces y realizó 47 operaciones, rescatando a 3.138 personas y recuperando los cuerpos de otras 10 personas que habían muerto en el mar. Los equipos de MSF a bordo realizaron 6.536 consultas médicas para atención médica primaria, salud sexual y reproductiva y salud mental.
El 34% de las personas supervivientes rescatadas eran niñas y niños, de los cuales el 89% no estaban acompañados o se habían separados de sus familias. Además, 265 personas reportaron a los equipos de MSF haber sufrido algún tipo de violencia, tortura o malos tratos, y 63 personas entre ellas reportaron haber sufrido violencia sexual y otras formas de violencia de género.
Los equipos médicos y humanitarios de MSF también registraron 620 actos de violencia perpetrados o presenciados por las personas rescatadas que incluyen agresiones físicas, torturas, desapariciones forzadas, secuestros, arrestos arbitrarios y detenciones principalmente en Libia, pero también durante sus intercepciones a menudo múltiples y devoluciones forzadas por parte de los guardacostas libios.
Silvia Fernández
Guillermo Algar