Túnez: entre el mar, la violencia o el desierto
Personas de origen subsahariano, rescatadas por el barco de salvamento de MSF en el Mediterráneo central, relatan aterradoras experiencias en Túnez
Madrid / Roma, 20 de septiembre de 2023.- Entre el 15 y el 16 julio, mientras la Unión Europea y Túnez ultimaban y firmaban un acuerdo de 'Asociación Estratégica con un paquete de financiación de hasta 1.000 millones de euros para el país norteafricano (incluidos 105 millones para la "gestión de fronteras", el Geo Barents, el barco de rescate de Médicos Sin Fronteras (MSF) rescataba en once operaciones a 421 personas que huían de Túnez.
A bordo, personas subsaharianas relataron a los equipos de MSF terribles historias de miedo, tortura, abusos, detenciones arbitrarias, expulsiones al desierto y violencia en Túnez. Sus historias muestran la terrible situación para los africanos negros que se ha visto agravada dramáticamente desde finales de febrero.
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Achille, rescatado por el Geo Barents en julio, aún recuerda la abrumadora sensación de que algo iba mal una mañana de febrero, cuando cogió su autobús habitual para ir al trabajo en Túnez y no vio a otros africanos negros por la calle. “En un momento dado, alguien del autobús golpea mi teléfono contra el suelo y empieza a pegarme mientras la policía, que estaba cerca, no hacía nada. Me sacaron a rastras del autobús y siguieron golpeándome por la calle y algunos me apuñalaron con un destornillador”, recuerda.
Achille fue una de 421 las personas rescatadas en el Mediterráneo central entre el 15 y el 16 de julio de 2023 por el Geo Barents. En ese momento, los equipos de MSF llevaron a cabo once operaciones consecutivas de rescate dada la afluencia de embarcaciones en apuros que habían partido de Sfax, Túnez. Una vez a salvo, los supervivientes empezaron a relatar a los equipos de MSF historias terribles de miedo, tortura, abusos y violencia que habían sufrido en Túnez.
Redadas, desalojos y violencia
“La noche antes de que me atacaran, el presidente hizo un llamamiento a la población mediante un discurso en la televisión y la radio contra los africanos negros. Fue entonces cuando todo cambió”, continúa Achille. Fátima*, una mujer de 32 años, añade: “Antes de que hablara el presidente, Túnez ya estaba mal. Cuando habló diciendo que los negros tenían que volver [a su país], entonces todo empeoró”.
Tras el discurso, los supervivientes denunciaron un aumento de la violencia y los abusos por parte de las fuerzas de seguridad tunecinas, detenciones arbitrarias, robos de pertenencias, incluso durante la detención, en las calles o en los puestos de control, y expulsiones colectivas a las fronteras con Argelia y Libia, que ya se estaban produciendo antes pero que aumentaron a partir del mismo. Además, se produjeron ataques y violencia organizados por la población civil en entornos urbanos y redadas, que incluyeron insultos racistas, apedreamientos y agresiones con arma blanca. Los supervivientes reportaron desalojos masivos de personas subsaharianas, discriminación racial y denegación de acceso a bienes y servicios.
"Una mañana me levanté y vino el dueño de la casa y me dijo: 'El presidente ha dicho que los africanos tenéis que iros a casa. Ya no podemos acoger africanos'", cuenta Fátima.
"Nos pegaban, perseguían y agredían si nos encontraban en la calle. Nos dijeron que abandonáramos nuestras 'casas negras'. La gente empezó a saquear y a lanzar cócteles molotov contra nuestras viviendas", recuerda Achille. "Muchos resultaron gravemente heridos. No sabemos qué les pasó".
"Durante los cuatro meses que pasé allí, la gente nos atacó y nos robó", dice Mamadu*, un muchacho de 17 años. "En Túnez nos decían: 'Aquí no necesitamos negros'".
Mientras estaban bajo custodia policial, los supervivientes relataron varios incidentes de expulsión a los países fronterizos Libia y Argelia. "En Sfax recogen a los negros, con papeles o sin ellos, y los envían a la frontera con Argelia", cuenta Fátima. Otro superviviente relató cómo él y otras personas fueron enviadas al desierto. "La policía tunecina no quiere ver negros. Nos odian. Nos dejaron en Argelia y caminamos casi una semana por el desierto".
Acuerdos a costa de vidas y violaciones de los derechos humanos
Túnez se ha convertido en el principal punto de partida de las travesías del Mediterráneo central hacia Europa en 2023, superando a Libia. Se calcula que, en los seis primeros meses de 2023, el 56% de las personas que llegaron a Italia a través de la ruta del Mediterráneo central embarcaron en Túnez; más del doble que en el mismo periodo de 2022.
“El acuerdo replica las peligrosas políticas migratorias de la UE que cada vez ‘incentivan’ más a terceros países para aumentar la disuasión y la contención de las personas que intentan llegar a Europa”, denuncia Juan Matías Gil, coordinador general de Operaciones en el Mediterráneo de MSF. “Dicho acuerdo amparará con impunidad y sistematizará la violencia contra los migrantes en Túnez y convierte a la UE en cómplice de sus muertes y abusos. Estas políticas migratorias irresponsables ponen en último lugar el bienestar y los derechos de las personas en movimiento y las atrapan en ciclos de violencia, abuso y desesperación”.
A la luz de los testimonios recogidos a bordo del Geo Barents y de su experiencia, MSF pide a los Estados miembros de la UE que se opongan a la aplicación del componente de gestión de fronteras del acuerdo con Túnez y se posicionen en contra de la proliferación de acuerdos que no ofrecen rendición de cuentas ni salvaguardias contra la violación de los derechos humanos en torno a las migraciones forzosas.
Aunque los equipos de MSF solo han podido hablar con algunas de las personas que han conseguido huir y fueron rescatadas, la vida y la seguridad de muchas más está en riesgo. Su bienestar y sus derechos han sido abandonados por las políticas migratorias europeas, replicando acuerdos mortales, como los acuerdos con Turquía y Libia, para externalizar los controles fronterizos e incentivar a países como Túnez y Libia a llevar a cabo medidas agresivas de expulsión y disuasión.
"Túnez no es un lugar seguro para las personas negras", alerta Achille. "A todos mis hermanos negros les desaconsejo encarecidamente que vayan a Túnez. No es un lugar seguro. Hay un racismo extremo. Nunca fue mi intención cruzar el mar. Jamás. Para mí, tomar el mar era un riesgo enorme", concluye Achille.
* Nombres cambiados para proteger la identidad de la persona.
Guillermo Algar
Silvia Fernández