Testigos de las masacres en el territorio de Rutshuru
Pacientes atendidos por MSF describen las matanzas de civiles perpetradas en julio en Binza, Kivu Norte
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Binza (República Democrática del Congo), 25 de septiembre de 2025.- Binza ha sido azotada por una ola de violencia extrema desde julio de 2025. Varios pacientes atendidos por Médicos Sin Fronteras (MSF) han relatado masacres, entre las víctimas hay mujeres y niños. Todos afirman que los autores fueron hombres armados y algunos citan al grupo armado M23. Aunque las masacres a gran escala parecen haber remitido, los civiles siguen sufriendo a diario la violencia de los grupos armados.
Espérance* estaba trabajando en el campo cuando llegaron los hombres armados uniformados. “Dondequiera que encontraban hombres, los mataban y decapitaban sistemáticamente [con machetes]. Vimos cómo mataban a ocho hombres”, declaró.
Las mujeres y los niños fueron reunidos y llevados a un río cercano. Cuando se oyeron los disparos, los cuerpos sin vida comenzaron a caer al agua. Espérance se lanzó al río con su bebé atado a la espalda, tratando de salvar sus vidas. Cuando llegó a la otra orilla, se dio cuenta de que su bebé había recibido un disparo en la cabeza. “Desaté mi chal y dejé que su cuerpo se deslizara al río”, recuerda.
Una vez que cesaron los disparos, Espérance regresó al lugar de la masacre y encontró a sus otros dos hijos asesinados. Sus gritos de angustia llamaron la atención de un hombre armado que se encontraba cerca y que la violó y abandonó.
Informes sobre masacres
Desde julio, varias organizaciones y medios de comunicación han publicado informes sobre las matanzas masivas en el territorio de Rutshuru, en la provincia congoleña de Kivu Norte.
Pacientes de Binza atendidos por MSF en el hospital de Rutshuru también han relatado masacres y ejecuciones sumarias de civiles en los campos al este del Parque Nacional de Virunga en julio. Los testigos han descrito el hallazgo de cadáveres de víctimas de disparos encontrados cerca de la aldea de Kiseguru. Todos los supervivientes declaran que los autores de las matanzas masivas fueron hombres armados, mientras que algunos citan al grupo armado M23. Aunque MSF no puede verificar el número exacto de muertos, en julio y agosto, el Hospital General de Referencia, al que MSF brinda apoyo quirúrgico y médico, trató a 124 víctimas de lesiones intencionadas, la mayoría procedentes de las zonas sanitarias de Binza y Bambo.
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“Atendimos a múltiples pacientes, entre ellos mujeres y niños, que habían resultado heridos por disparos durante lo que describieron como la matanza masiva de civiles en julio”, relata Christopher Mambula, director de programas de MSF en RDC. “Algunos parecen sufrir trastorno por estrés postraumático. Los grupos armados de Rutshuru siguen matando a civiles hasta el día de hoy, en una violación flagrante e inaceptable del derecho internacional humanitario”, añade.
MSF responde a la ola de violencia
El Hospital General de Referencia de Rutshuru atendió a una media de 59 víctimas de la violencia al mes entre enero y agosto, lo que supone un aumento del 15 % en comparación con el mismo periodo del año anterior y la cifra más alta desde que MSF comenzó a recopilar estos datos en la zona en 2019. La mayoría de las víctimas de disparos atendidas por los equipos de MSF en Rutshuru son civiles (el 83 % de todos los pacientes en julio y agosto de 2025).
Aunque las masacres a gran escala parecen haber remitido, los civiles siguen sufriendo la violencia de los grupos armados, con denuncias diarias de abusos cometidos también por otros grupos: CMC, Wazalendo o Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR).
“Seguimos recibiendo muchos heridos de bala cada día”, explica Karry Félix, cirujano de MSF que trabaja en el hospital de Rutshuru. “A veces se trata de personas que han quedado atrapadas en el fuego cruzado durante los enfrentamientos. Otras veces son combatientes”.
El padre y los tres hermanos de Marie* fueron asesinados en agosto cuando estaban trabajando en los campos de Binza según relata. “Tenemos miedo. Aquí no hay paz. Te pueden matar por nada”, se lamenta.
MSF se ha visto obligada a limitar su respuesta al brote de cólera que afecta a la zona, debido a las restricciones impuestas por las AFC/M23. Aunque MSF sigue gestionando un centro de tratamiento en Kiseguru, los problemas de acceso y de divulgación entre la comunidad explican, en parte, por qué el número de pacientes tratados se había reducido a unos 10 al día a finales de agosto.
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Una crisis alimentaria inminente
Binza se encuentra en una zona de tierras fértiles donde muchos tratan de ganarse la vida trabajando los campos al este del Parque Nacional de Virunga, donde están presentes los grupos armados Wazalendo y FDLR. El M23 ha llevado a cabo operaciones militares contra esos grupos en la zona en los últimos meses. Este enfrentamiento, que según la población local ha dejado los campos sembrados de cadáveres en descomposición, ha provocado desplazamientos masivos y ha impedido a los agricultores cosechar sus cultivos o preparar la tierra para la próxima temporada de siembra, lo que aumenta la posibilidad de una crisis de desnutrición.
Judith* recibió un disparo en la pierna mientras cosechaba maíz en julio. “Éramos muchos. Otros murieron allí y no hay nadie que los entierre. No puedo volver al campo por miedo a que me maten. Matan a las personas que se atreven a buscar comida”, asegura.
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Justine* supo que su marido había sido asesinado mientras buscaba plátanos. Había dado a luz recientemente cuando le comunicaron la noticia. “Ahora tengo que cuidar [sola] de mis hijos. Hay una amenaza constante de muerte y violación. El hambre matará a la gente porque no está trabajando la tierra”.
MSF trató más de 400 casos de desnutrición grave entre niños menores de cinco años en todo el territorio en julio y agosto. Es probable que el desplazamiento masivo provocado por la inseguridad agrave el problema.
*Los nombres se han modificado para conservar su anonimato.
Guillermo Algar