Sudán y Gaza, muestra de la inacción internacional

La comunidad internacional fracasa en la protección de civiles y la defensa del derecho internacional humanitario

El crecimiento de las necesidades y el estancamiento de fondos provocan un déficit histórico en la financiación de la ayuda humanitaria

Conflictos, emergencia climática y crisis económicas, principales factores que agravan la vulnerabilidad de las poblaciones

Campos de desplazados sudaneses en Chad. MSF
Campos de desplazados sudaneses en Chad. MSF

Madrid, 3 de diciembre de 2024.- Dos de las grandes crisis humanitarias actuales, Sudán y Gaza, ponen en evidencia el fracaso en la protección de la población civil, las dificultades para el acceso humanitario y la impunidad ante las violaciones del derecho internacional humanitario (DIH) por una respuesta internacional insuficiente. Es la principal conclusión del informe ‘La acción humanitaria en 2023-2024: Sudán y Gaza, muestra de la inacción internacional’ realizado por el Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH) y Médicos Sin Fronteras (MSF), presentado hoy.

Las guerras en Sudán y Gaza están teniendo consecuencias devastadoras para la población civil. En Sudán, con decenas de miles de personas muertas y heridas, la violencia ha causado la mayor crisis de desplazamiento del mundo: 11,8 millones[1] han tenido que dejar sus hogares (3,1 fuera del país). Se calcula que la mitad de la población[2] necesita ayuda humanitaria, mientras crecen brotes de enfermedades como el cólera y aumenta la desnutrición. En Gaza, tras las atrocidades cometidas por Hamás -1.200 personas muertas y alrededor de 250 rehenes-, Israel está llevando a cabo una masacre sin paliativos, matando a más de 44.200 personas[3] e hiriendo a más de 104.000. El 90 % de la población de la Franja ha sido desplazada en repetidas ocasiones y obligada a ocupar zonas cada vez más pequeñas bajo bombardeos y condiciones inhumanas.

“Ambas crisis reflejan el desprecio por la vida humana y el desmoronamiento del orden internacional nacido de la II Guerra Mundial, teóricamente basado en normas. En Sudán, por la falta de acción de la comunidad internacional y, en Gaza, por la impunidad que permite a Israel seguir desatendiendo sus obligaciones como potencia ocupante y violar abiertamente el derecho internacional y las normas más básicas de la guerra”, afirma Jesús A. Núñez, codirector del IECAH.

A la sombra de estas dos crisis sin precedentes, hay un aumento global de la violencia y la inestabilidad, con un número récord de guerras activas y personas desplazadas forzadas que alcanzan los registros más altos de los últimos 12 años: 122,6 millones[4].

Atención médica bajo el fuego

Otra característica que comparten las crisis en Sudán y Gaza, y otras guerras como la de Ucrania, son los ataques a la atención sanitaria. Según la Coalición para la Salvaguarda de la Salud en Conflictos, 2023 marcó el aumento global más significativo de ataques a la atención médica jamás registrado.

En Gaza, MSF ha visto niveles catastróficos de destrucción de la infraestructura sanitaria. En noviembre de 2024, la OMS informó de que, de los 36 hospitales de la Franja, 33 habían sufrido daños[5] y 19 estaban fuera de servicio. Por su parte, MSF ha tenido que abandonar 14 instalaciones sanitarias en Gaza desde el 7 de octubre de 2023.

En Sudán, los ataques contra instalaciones médicas han aumentado vertiginosamente. En 2023, la OMS ha documentado 88 ataques en los que murieron 56 trabajadores sanitarios, se saquearon medicamentos vitales y se dañaron instalaciones sanitarias. Solo MSF sufrió más de 60 incidentes de violencia contra su personal y bienes entre abril de 2023 y junio de 2024, por las dos partes en conflicto, y se ha visto obligada a suspender sus actividades en 4 centros de salud en el último año.

“Cada vez más, la asistencia sanitaria es una de las víctimas de la guerra, con efectos devastadores para la población civil. Ya sea porque forma parte de una estrategia deliberada de guerra o porque responde a una negligencia temeraria, estos ataques son inaceptables”, denuncia Raquel Ayora, directora general de MSF y continua: “Escuchamos sofisticadas narrativas para erosionar la protección de la asistencia médica y el mismo principio de distinción entre civiles y combatientes, base del derecho internacional humanitario. Atacar a los hospitales y a los trabajadores médicos es una línea roja inaceptable”.

Además, los niveles extremos de destrucción del sistema sanitario se producen en un momento en el que las necesidades de atención médica de la población se han disparado. Las consecuencias para la población civil son inconmensurables y afectarán a las comunidades durante años.

Déficit histórico en la financiación humanitaria

En este contexto, en el 2023, ha habido un récord en la demanda de financiación humanitaria solicitada a través de los llamamientos coordinados de la ONU: 57.300 millones de dólares. Los conflictos, la emergencia climática y los desastres, así como las crisis económicas son los tres principales factores que agravaron las situaciones de vulnerabilidad de numerosas poblaciones.

Sin embargo, el estancamiento de fondos ha provocado el mayor déficit desde el comienzo de siglo. Por primera vez desde el 2015, los fondos aportados por los donantes a los llamamientos de financiación de la ONU han disminuido y solo cubrió el 45 %, lo que supone una infrafinanciación de 31.500 millones de dólares.

De los 45 llamamientos coordinados por la ONU, cerca de dos terceras partes apenas recibieron el 50 % o menos de la financiación necesaria. Por otra parte, Ucrania fue el principal receptor de financiación humanitaria, seguido por Siria, Yemen, Afganistán y Palestina, que tuvo un incremento muy significativo (un 182 %) tras el comienzo de la guerra en octubre. Sudán ocupó el sexto lugar, pero no llegó a cubrir ni la mitad de los fondos requeridos.

El total de la ayuda humanitaria global en 2023 quedó en 43.200 millones de dólares, y aunque la financiación de donantes públicos aumentó en 2.100 millones de dólares, esto no ha podido compensar la disminución de la financiación privada. EE. UU. aportó el 43,5 % de la financiación proveniente de donantes públicos.

“El panorama de la financiación humanitaria muestra un sistema que no logra adaptarse al crecimiento de las necesidades, con una concentración de donantes, una lenta diversificación de fuentes y actores, y una creciente dificultad para cerrar las brechas financieras. Además, la financiación se centra en la asistencia y apenas aborda la protección de las poblaciones afectadas”, alerta Francisco Rey, codirector del IECAH.

Limitados avances en la ayuda humanitaria española

Los fondos de la ayuda humanitaria española aumentaron en un 34,89 % respecto a 2022, alcanzando un total de 213,55 millones de euros. Este incremento, junto con la reducción de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) -de 4.086,20 a 3.594,78 millones de euros-, ha elevado el peso de la ayuda humanitaria dentro de la AOD, alcanzando un 5,95 %, un porcentaje notablemente superior al de años anteriores y más próximo al 10 % establecido en la nueva Ley de Cooperación.

Por áreas geográficas, el principal receptor de la ayuda humanitaria española fue Oriente Medio, sobre todo por la guerra en Gaza, seguido de África Subsahariana. También ha habido una significativa disminución de los fondos destinados a Ucrania.

Por otro lado, durante los años que analiza el informe se han producido significativos avances en el marco normativo y procedimental de la cooperación española, con la aprobación de la Ley de Cooperación y el nuevo Estatuto de las personas cooperantes, así como el VI Plan Director de la Cooperación Española 2024-2027.


El Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria es una iniciativa independiente que surge en el año 2000 con el objetivo de contribuir a la mejora de la acción humanitaria española. Centra su actividad en los ámbitos de la investigación, la docencia, la sensibilización e incidencia y la consultoría sobre estas materias. Colabora con las organizaciones humanitarias, tanto ONG como las diversas Administraciones públicas o instituciones privadas nacionales e internacionales.

Médicos Sin Fronteras es una organización médico-humanitaria internacional independiente con más de 50 años de historia que presta ayuda de emergencia a personas afectadas por conflictos armados, epidemias, exclusión de la atención sanitaria y desastres naturales. Actualmente trabaja más de 70 países. La gran mayoría de los ingresos de MSF provienen de fondos privados; el 99 % en 2023.


[1] Datos actualizados a 18 de noviembre. Fuente: ACNUR ​
https://data.unhcr.org/en/situations/sudansituation

[2] 25 millones de personas. Datos de la ONU: https://reports.unocha.org/en/country/sudan/

[3] https://www.ochaopt.org/content/reported-impact-snapshot-gaza-strip-26-november-2024

[4] Datos de ACNUR, junio 2024: https://www.acnur.org/es-es/informe-semestral-de-tendencias

[5] https://www.emro.who.int/images/stories/Sitrep_50b.pdf?ua=1

 

 

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