Sudán: MSF presta atención médica a las personas que huyen de la violencia en la región de Tigray, Etiopía
El ACNUR ya ha registrado un total de 45.000 llegadas, aunque es probable que el número sea bastante mayor, pues muchas personas no han pasado por el proceso de registro.
Sudán, 30 de noviembre de 2020.
El 4 de noviembre, tras producirse un ataque a una base militar, el primer ministro de Etiopía ordenó una acción militar contra el Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF) en la región de Tigray, situada en el norte de Etiopía. La escalada del conflicto ya afecta a cientos de miles de personas y corre el riesgo de desestabilizar otras partes del país y de la región, con consecuencias humanitarias que podrían ser catastróficas.
Sudán, que ya albergaba antes de esta crisis a 1,1 millones de refugiados y 1,9 millones de desplazados internos, está atravesando una gran crisis económica mientras el nuevo Gobierno aún se está estableciendo. El frágil sistema de salud del país es incapaz de satisfacer las necesidades de todas las personas, y además se ha visto aún más debilitado por la pandemia de COVID-19.
El 7 de noviembre se produjeron las primeras llegadas masivas desde Etiopía a Sudán, y a día de hoy, 30 de noviembre, el ACNUR ya ha registrado un total de 45.000 llegadas, aunque es probable que el número sea bastante mayor, pues muchas personas no han pasado por el proceso de registro. En la actualidad, todas estas personas entran en Sudán por tres lugares: el principal punto de llegada es Hamdayet, en el estado de Kassala, en el este de Sudán, que representa más de dos tercios de las llegadas (un 68%). Casi un tercio (el 30%) ingresa en el estado de Gedaref, en el sureste, mientras que un número muy pequeño (apenas el 2%) llega a Sudán por un lugar más al sur, en el estado del Nilo Azul.
Desde MSF alertamos de la necesidad urgente de que todos los actores humanitarios presentes en la zona refuercen sus actividades para atender las necesidades más básicas en materia de refugio, agua, salud y alimentos. De lo contrario, el estado de salud de todas estas personas comenzará a deteriorarse rápidamente.
A continuación, ofrecemos un resumen de lo que están viendo nuestros equipos sobre el terreno y compartimos algunos detalles acerca de cómo estamos respondiendo en estas dos áreas del este y sudeste de Sudán que están acogiendo a la mayoría de los refugiados etíopes.
Hamdayet, Kassala
Los equipos de MSF están presentes en el punto de entrada en Hamdayet, donde son testigos de primera mano de la situación en la que llegan las personas que cruzan el río que separa Etiopía de Sudán. Muchas personas afirman que huyeron de sus hogares de manera abrupta y rápida, sin ni siquiera tiempo para poder coger algunos suministros básicos para el viaje. Dejaron sus pertenencias y hasta llegar a Sudán tuvieron que caminar durante horas, o en algunos casos días, en un entorno árido y muy duro.
A su llegada a Sudán, la gran mayoría de los refugiados se asientan en una zona de tránsito de Hamdayet cercana a la frontera, donde hay dificultades importantes en cuanto a la disponibilidad de refugio, de alimentos y de agua potable. Las condiciones de saneamiento también son uno de los principales problemas. La mayoría de los refugiados que están en Hamdayet, específicamente los que no tienen refugio, se ven obligados a dormir al aire libre, bajo árboles y cerca de los caminos, en un lugar donde se llevan a cabo diversas actividades comerciales. Algunas personas han sido alojadas en hogares, ya que hasta ahora las personas que viven en las aldeas fronterizas de Sudán han sido muy abiertas y solidarias con sus vecinos de Etiopía.
También estamos viendo gente que regresa a Etiopía, ya sea para ayudar a traer a los familiares que se quedaron atrás o para recoger sus pertenencias. Algunos vuelven con la intención de poder vender algunas de sus pertenencias y regresar a Sudán con dinero. Un pequeño número de los que llegan son originarios de Eritrea, personas que anteriormente tuvieron que huir a Etiopía y que ahora tienen que buscar refugio de nuevo en un nuevo país; en este caso, Sudán.
Desde MSF pedimos a las organizaciones que trabajan en la reunificación familiar que den un paso al frente para apoyar a quienes han perdido a miembros de su familia mientras huían. Tememos que muchos de los que regresan para buscarles estén poniendo en riesgo sus vidas.
El primer equipo de MSF llegó a Hamdayet el 16 de noviembre y tres días después comenzamos a llevar a cabo actividades. En primer lugar, el equipo de MSF comenzó a brindar atención médica en el punto de entrada, a llevar a cabo actividades de promoción de la salud y de salud mental y a pasar consulta a los recién llegados para conocer su estado nutricional. Poco después comenzamos a hacer actividades de agua y saneamiento. Establecimos una clínica en la que actualmente llevamos a cabo unas 300 consultas al día. El mayor número de ellas, como suele ser habitual en estos casos, está relacionado con infecciones respiratorias, malaria o diarrea. Algunos refugiados presentaban heridas de las que están siendo tratados y algunas personas que habían sufrido violencia de género han sido también atendidas en la clínica. También estamos viendo muchas personas que requieren tratamiento continuo por enfermedades crónicas como la tuberculosis.
Campamento de Um Rakuba, Gedaref
Después de haber sido atendidas y registradas por el personal de la ONU, algunas de las personas que llegan a Hamdayet son conducidas en autobuses hasta el campamento de Um Rakuba, en el estado de Gedaref, el único campamento oficial que hay operativo para acoger a quienes llegan de Etiopía. Um Rakuba está en un lugar muy remoto a 7-8 horas en coche desde la frontera. Está destinado a albergar a 10.000 personas y ya alberga a más de 8.000 personas. A día de hoy, continúan las discusiones sobre si se levanta un campamento adicional para acoger al creciente número de refugiados que sigue llegando.
Hemos presenciado cómo se está presionando a los refugiados para que abandonen los centros de tránsito de Hamdayet y vayan hacia Um Rakuba. Desde MSF queremos recordar a las autoridades que deben brindar la asistencia adecuada a los refugiados en los centros de tránsitos y no utilizar la falta de la misma como medio de presión para obligar a la gente a desplazarse a Um Rakuba, donde las condiciones sanitarias son extremadamente malas también. Nuestros equipos están viendo que no hay suficientes letrinas y que por ello la gente se ve obligada a defecar al aire libre.
En el campamento de Um Rakuba, los equipos de MSF pasaron 453 consultas médicas en apenas cinco días, entre el 19 y el 23 de noviembre. Al igual que en Hamdayet, el personal médico está tratando principalmente diarreas. También están viendo muchas infecciones del tracto urinario. Dos pacientes llegaron con heridas de bala y fueron remitidos al hospital de Gedaref para recibir tratamiento adicional. Se identificaron quince personas con desnutrición aguda severa y 154 personas con desnutrición moderada. Todos ellos recibieron suplementos nutricionales. Algunas personas muestran síntomas de ansiedad e insomnio debido a la violencia que vieron o experimentaron en Etiopía o durante el trayecto y también debido a las condiciones en las que tuvieron que huir hacia Sudán.
“El 3 o 4 de noviembre, estaba trabajando en la tienda, de repente escuché sonidos de guerra, un ruido muy fuerte”, explica un joven etíope de unos 30 años al personal de Médicos Sin Fronteras (MSF). “No sé por qué están peleando, la verdad, pero yo vi morir a mucha gente, incluso ancianos. Conocía a muchos de ellos. Estoy confundido, no sé por qué hicieron esto".
“En Tigray, jóvenes y viejos ha huido al monte para refugiarse. Lo más difícil para nosotros es que no tenemos dinero ni nada para cocinar, nadie logró traer nada de su casa”, añade el joven. "Tuvimos que irnos sin más. Vine con dos pares de pantalones. Antes de que comenzara la guerra, ya no funcionaba nada: ni la electricidad, ni la red telefónica, ni los bancos. Yo tengo dinero allí, pero aquí no tengo nada".
Un problema importante al que se enfrenta el equipo de MSF en este lugar es la escasez de medicamentos para enfermedades no transmisibles y enfermedades crónicas. Por ello, ya estamos trabajando con otras organizaciones a nivel local para intentar contar con los suministros necesarios.
Entre los refugiados llegados de Etiopía, nuestro equipo ha identificado a muchos médicos y personal sanitario. Dado que el personal de las organizaciones humanitarias no puede pasar la noche en el campamento, estamos trabajando codo con codo con ellos para tratar de encontrar un sistema que permita garantizar la atención médica las 24 horas del día.
En Jartum, el equipo de coordinación de MSF está negociando con las autoridades para facilitar la importación de suministros médicos y para agilizar los procesos de visado. El objetivo de la organización es que otros trabajadores internacionales puedan reforzar cuanto antes a los equipos que ya están sobre el terreno.
Fernando Calero