Sudán: alarmantes tasas de mortalidad y desesperada crisis de desnutrición en Darfur Norte
MSF pide una movilización urgente y masiva de la comunidad internacional para salvar vidas en el campo de Zamzam
Jartum/Barcelona/Madrid, 5 de febrero de 2024.- Una evaluación rápida de nutrición y mortalidad llevada a cabo por Médicos Sin Fronteras (MSF) revela que en el campo de Zamzam, en Darfur del Norte, se ha desencadenado una situación catastrófica desde que comenzó el conflicto en Sudán en abril de 2023. Se han superado todos los umbrales de emergencia por desnutrición y MSF pide un aumento inmediato, coordinado y rápido de la respuesta humanitaria para salvar vidas. La acción de las agencias de la ONU y las ONG internacionales ─que sólo han mantenido una presencia limitada en Darfur Norte desde que evacuaron en abril─ es imprescindible para lograrlo. Es urgente distribuir alimentos y dinero en efectivo. También son vitales la atención sanitaria y el suministro de agua y saneamiento.
Casi una cuarta parte de los niños examinados durante la evaluación estaban gravemente desnutridos, y el 7% sufría desnutrición aguda grave. Entre los niños de seis meses a dos años, las cifras eran aún más crudas: casi el 40% de este grupo de edad estaba desnutrido, y el 15% padecía desnutrición aguda grave. El umbral de emergencia para la desnutrición aguda moderada y grave combinadas (la tasa global de desnutrición aguda), que indica que hay que tomar medidas urgentes, es del 15%, lo que deja claro que en el campo de Zamzam hay una situación de emergencia grave.
El número total de muertes diarias en el campo también fue motivo de extrema alarma, con una tasa bruta de mortalidad de 2,5 por cada 10.000 personas al día, más del doble del umbral de emergencia. También se descubrió que el 40% de las mujeres embarazadas y lactantes estaban desnutridas, otro indicador de la extrema gravedad de la situación.
Para evitar más pérdidas inminentes de vidas y reducir la magnitud del sufrimiento, MSF aumentará rápidamente su respuesta en el campo para proporcionar tratamiento a los niños en estado más crítico. Sin embargo, la magnitud del desastre requiere una respuesta mucho mayor de la que MSF puede proporcionar por sí sola.
“Lo que estamos viendo en el campo de Zamzam es una situación absolutamente catastrófica”, afirma Claire Nicolet, responsable de la respuesta de emergencia de MSF en Sudán. “Calculamos que al menos un niño muere cada dos horas en el campo. Nuestra estimación actual es que mueren unos 13 niños al día. Los niños con desnutrición severa que aún no han muerto corren un alto riesgo de morir en un plazo de tres a seis semanas si no reciben tratamiento. Su estado es tratable si pueden llegar a un centro sanitario. Pero muchos no pueden”.
MSF es el único proveedor de salud operativo en el campo de Zamzam ─uno de los mayores y más antiguos campos de desplazados de todo Sudán─ y su pequeña clínica está desbordada por el elevado número de pacientes y la gravedad de su estado clínico. En los últimos nueve meses, el ya frágil sistema sanitario de Darfur del Norte ─y toda la respuesta humanitaria─ ha colapsado, y la clínica es uno de los pocos centros sanitarios ambulatorios de Darfur Norte que funciona a pleno rendimiento. La gente viaja en burro o a pie desde aldeas situadas hasta a 50 kilómetros del campo para poder acceder a la atención sanitaria, acampando frente a la clínica durante la noche porque es su única oportunidad de recibir tratamiento para sus hijos.
“Antes del comienzo del conflicto en abril del año pasado, los habitantes del campo dependían en gran medida de la ayuda internacional para alimentos, atención sanitaria, agua potable... para todo. Ahora están prácticamente abandonados”, explica Nicolet. “No ha habido distribuciones de alimentos del Programa Mundial de Alimentos (PMA) desde mayo. Cuando las familias solían comer dos veces al día, ahora nos dicen que sólo comen una. La gente pasa hambre, y los niños mueren por ello”. Las condiciones en el campo son atroces: además de no haber atención sanitaria aparte de la clínica de MSF, tampoco hay suministro de agua potable. La gente bebe de los pantanos o del río, lo que puede causar graves diarreas. Para los niños que ya están desnutridos, esto puede ser fatal. Asimismo, puede provocar desnutrición en niños sanos y causar un rápido deterioro de su salud.
“Hay muchos factores que han contribuido a los altos niveles de desnutrición que estamos observando. Enero es una época en la que la desnutrición debería estar en su punto más bajo, porque en diciembre es cuando suele tener lugar la cosecha, lo que significa que las reservas de alimentos deberían estar en su punto más alto. Pero en el último año la gente no ha podido ocuparse de sus cultivos debido a la inseguridad y, además, la escasa producción agrícola que ha sido posible ha estado por debajo de la media debido a la escasez de lluvias. Con el pico habitual de malnutrición aún por llegar ─entre abril y septiembre─, esperamos que el ya enorme número de casos que estamos viendo ahora aumente drásticamente en los próximos meses”.
Antes de abril de 2023, el sistema sanitario de Darfur Norte recibía ayuda de las agencias de la ONU: PMA, UNICEF, OIM y OCHA. Esta ayuda se ha interrumpido bruscamente, y las rutas de suministro por carretera y aire se han visto gravemente obstaculizadas. El personal ya no recibe salarios, escasean los equipos y los medicamentos, así como el combustible para los generadores, el agua y otros suministros necesarios para mantener en funcionamiento los centros de salud. Los programas contra la desnutrición que antes existían en El Fasher ─la capital del estado─ son inexistentes. Ya no hay ningún lugar en la ciudad al que la gente pueda acudir para recibir atención sanitaria primaria para sus hijos. Es urgente que las partes en conflicto abran el aeropuerto de El Fasher y garanticen su accesibilidad una vez que esté operativo, para que los actores humanitarios puedan regresar rápidamente y proporcionar ayuda a la población no sólo del campo de Zamzam, sino de todo Darfur Norte.
MSF es actualmente la única gran organización internacional que presta atención médica pediátrica gratuita en los cinco estados de Darfur, una región del tamaño de Francia. El hospital pediátrico cuenta con un total de 78 camas para una población de más de 11 millones de personas, lo que no basta para responder a la magnitud de este desastre.
“Todos los días se derivan pacientes del campo de Zamzam al hospital pediátrico de El Fasher para tratar de salvar vidas”, explica Nicolet, “pero sabemos por la evaluación de la mortalidad que hay cientos de niños que ni siquiera llegan a nuestra clínica en el campo. Es posible evitar que la situación se deteriore aún más mediante una movilización masiva de la comunidad internacional. No podemos quedarnos de brazos cruzados y dejar que la gente siga sufriendo en silencio. La necesidad de esta ampliación es urgente: sin ella, aún más niños morirán por causas evitables”.
La evaluación rápida de la nutrición y la mortalidad se llevó a cabo durante cuatro días, del 10 al 13 de enero de 2024, tras haber sido pospuesta por la amenaza inminente de un ataque contra El Fasher en noviembre. Abarcó 400 hogares y tuvo una muestra de población de 3.296 personas. Para evaluar la mortalidad, se preguntó a los miembros de las familias si había muerto alguien en su hogar en los tres meses transcurridos desde el 1 de octubre, lo que condujo a una tasa bruta de mortalidad de 2,5.
Silvia Fernández