Siria: Dos meses después los terremotos, todos los habitantes de Jindires siguen viviendo fuera de sus casas
En esta población de la provincia de Alepo, el 90% de los edificios resultaron dañados y un 60% totalmente destruidos
Jindires, 30 de marzo de 2022. Las consecuencias de los terremotos del 6 de febrero, sumadas a los efectos provocados por 12 años de conflicto armado, están llevando a las comunidades del noroeste de Siria al borde del abismo y al sistema sanitario a sus límites. Cincuenta y cinco centros sanitarios de esta región resultaron dañados por los seísmos y los servicios siguen suspendidos en 15 de ellos, lo que limita enormemente el acceso de la población a los servicios sanitarios.
Una de las zonas más afectadas es la localidad de Jindires, en la provincia de Alepo, donde el terremoto causó daños al 90% de los edificios y destruyó totalmente un 60% de ellos.
"El grado de destrucción que pude constatar hace unos días en Jindires es estremecedor", afirma Enrique García, coordinador de proyectos de MSF para el norte de Alepo. "Algunos barrios están completamente destruidos y muchos edificios están dañados, incluida una maternidad que recibía apoyo de MSF. Tenía capacidad para llevar a cabo cesáreas de urgencia y atención neonatal y era uno de los pocos lugares donde las mujeres podían dar a luz de forma segura".
"Para garantizar la continuidad de servicios médicos esenciales, como los de maternidad y pediatría, se necesitan soluciones inmediatas y a corto plazo", explica García. "Por ello, uno de nuestros equipos está llevando a cabo una clínica móvil en el campamento improvisado donde se alojan 270 familias que se quedaron sin hogar tras los terremotos". En colaboración con una organización local, el equipo de MSF también ha ayudado a habilitar espacios en tiendas de campaña junto al hospital, donde las embarazadas pueden dar a luz, los niños pueden acudir a consultas médicas y donde las mujeres pueden recibir información, asesoramiento en salud sexual y reproductiva y atención médica. Estos mismos equipos organizan y llevan a cabo también el traslado a otros centros médicos de aquellos pacientes que necesitan atención médica más especializada.
"Toda la población de Jindires ha tenido que dejar sus hogares y está ahora mismo desplazada", dice García. "Los que no han abandonado la ciudad están viviendo en el campamento o en tiendas de campaña junto a lo que queda de sus casas o junto a los escombros de lo que un día fue su hogar. Entre estas personas hay mujeres embarazadas y niños que requieren atención médica. En colaboración con nuestros socios locales, queremos garantizar que tengan acceso a servicios sanitarios esenciales cuando los necesiten. También estamos trabajando para mejorar las condiciones de los centros sanitarios a los que damos apoyo".
En las primeras horas tras los seísmos, MSF lanzó una respuesta inmediata para apoyar a los hospitales y centros de salud de las provincias de Idlib y Alepo, proporcionándoles kits de emergencia, kits de traumatología, kits quirúrgicos y material médico para hacer frente a la afluencia masiva de heridos. Sin embargo, casi dos meses después, se necesita una respuesta más amplia y más completa para poder restablecer la capacidad del sistema sanitario y garantizar la continuidad de los servicios médicos para la población del noroeste de Siria.
"Los centros sanitarios están desbordados y carecen de recursos suficientes", afirma García. "El personal está trabajando en condiciones difíciles, a veces en estructuras no permanentes y tiendas de campaña cuyas condiciones distan mucho de ser las más adecuadas. Tampoco cuentan con suministros ni con equipos médicos suficientes para cubrir las necesidades de la gente. Es urgente que otras organizaciones den un paso al frente para brindar un apoyo adicional que sirva para ayudar a restaurar el sistema sanitario en el noroeste de Siria y garantizar la prestación de una asistencia sanitaria adecuada y sostenible".
Antes de los terremotos, el sistema sanitario del noroeste de Siria ya estaba muy deteriorado debido a los 12 años de guerra. La gran escasez de personal médico a menudo obligaba a los hospitales y centros médicos a compartir su personal con los demás. Cada poco tiempo y de forma habitual, la mayoría de los centros sanitarios ven agotarse o reducirse enormemente sus reservas de medicamentos esenciales y suministros médicos.
A pesar de contar con unas condiciones tan difíciles para llevar a cabo su trabajo, el personal sanitario de Jindires está siempre allí para responder a las necesidades médicas de la población.
"Quedé impresionado al ver la fortaleza y la generosidad del personal médico sirio", comenta García. "Vi a una matrona recibir a los pacientes en la tienda en la que está viviendo con su familia. Ella misma se había quedado sin hogar por el terremoto y se ha instalado junto a los suyos en el campo de desplazados. Vi a una farmacéutica llevar a su bebé consigo a su trabajo en el centro sanitario porque aún está dándole el pecho. El niño era muy pequeño aún, pero ella no ha querido dejar de ayudar a los suyos en ningún momento. Y conocí a muchas otras personas que han estado trabajando incansablemente desde el primer día, a pesar de haberse visto afectadas ellas mismas por los terremotos".
Los equipos de MSF en Jindires y en otras zonas afectadas de las provincias de Alepo e Idlib están seguirán trabajando en las próximas semanas y meses para adaptarse a las necesidades de la población. En Jindires, una de las principales prioridades de la organización reside en ayudar a construir una nueva maternidad que sustituya a la que quedó destruida.
Silvia Fernández
Ivan M. García
Fernando Calero
Guillermo Algar