Seis meses de guerra en Gaza: radiografía de la destrucción deliberada del sistema sanitario y de una guerra sin reglas

MSF analiza la situación humanitaria en la Franja marcada por la falta de respeto a la atención médica, las masivas víctimas civiles, la “ilusión de la ayuda” y la desnutrición

Consulta en el hospital de campaña indonesio de Rafah. © MSF
Consulta en el hospital de campaña indonesio de Rafah. © MSF 

Madrid, 5 de abril de 2024.-Ningún sistema sanitario en el mundo puede hacer frente al volumen de lesiones, los tipos de heridas y las afecciones médicas que vemos a diario en Gaza”, afirma la doctora Amber Alayyan, subdirectora de programas para Oriente Medio de Médicos Sin Fronteras (MSF).

“El sistema sanitario de Gaza antes de la guerra no era perfecto, pero sí bastante sólido”, explica la doctora Alayyan. “Ahora lo que estamos viendo es una destrucción sistemática y deliberada del sistema sanitario. Lo que vemos tendrá repercusiones no solo ahora, sino durante años, incluso décadas

Los tipos de lesiones, las amputaciones, requerirán prótesis para las generaciones venideras, durante los próximos años, entre 5 y 10 “como mínimo”, recalca la dra. Alayyan. “Estamos hablando de todo un sistema socioeconómico aniquilado; sólo por las ramificaciones de lo que significarán estas amputaciones de emergencia”.

“Si nos fijáramos en el sistema hospitalario de antes, por ejemplo, no hubiéramos tenido necesariamente que llevar a cabo estas amputaciones que salvan vidas, porque hubiéramos tenido un sistema que funcionaba. Habría sido posible una cirugía reconstrutiva inmediata para ​ salvar esos miembros”.

Antes de la guerra había 35 hospitales en Gaza, “ahora hay potencialmente 12 centros semi-funcionales, si es que se les puede llamar funcionales. Pero hay tantas personas desplazadas viviendo u ocupando los hospitales, buscando refugio en ellos, que ni siquiera hay espacio para los pacientes”, declara esta pediatra de formación. “El sistema de laboratorio en Gaza ha sido totalmente eliminado; no funciona en absoluto”, explica la doctora Alayyan.

Y la situación va a peor. “Aunque ahora hay más agentes humanitarios presentes en Gaza, el acceso a la asistencia sanitaria es menor. Todos los centros sanitarios en los que trabajé en noviembre y diciembre han tenido que ser evacuados”, explica Marie-Aure Perreaut, coordinadora de emergencias en Gaza.

La ayuda que se permite introducir en la Franja es completamente arbitraria. “Un camión puede llegar hoy, otro camión con el mismo contenido puede ser rechazado mañana. Esto se traduce —continúa la doctora Alayyan—en que los médicos tienen que elegir entre sedar a un paciente para poder intubarlo y salvarle la vida o tratar una convulsión porque se necesita la misma medicación. Todo el sistema se ha venido abajo”.

99%, heridas por explosivos
“Una mañana —explica Chris Lockyear, secretario general de MSF Internacional— llegué al hospital Al Aqsa: el depósito de cadáveres estaba lleno de cuerpos de los bombardeos de la noche anterior. En el aparcamiento del hospital se había instalado un puesto de atención a heridos. Era como una fábrica, una cinta transportadora de heridos con lesiones causadas por las armas modernas que mutilan y matan indiscriminadamente”.

El 99% de las heridas que los equipos de MSF ven en el hospital en Rafah, en la parte sur de Gaza, son heridas por explosivos. “Los pacientes, los civiles, están en edificios o en tiendas de campaña cuando las bombas impactan en sus casas y son sepultados por los escombros. Hay lesiones por aplastamiento en el abdomen y el tórax. Hay que amputar piernas y brazos. También se producen incendios y los pacientes sufren quemaduras graves” añade la subdirectora de programas para Oriente Medio de MSF. La guerra dura ya seis meses. “Como resultado, las heridas que sufren muchos pacientes están empezando a pudrirse, literalmente”, afirma.

Los equipos de MSF están viendo ahora heridas de bala en niños causadas por cuadricópteros (drones con armas).

“Vemos nuevas tendencias, nuevos heridos, incluidos niños, por disparos de francotiradores. Seguimos viendo la misma proporción de mujeres y niños desproporcionadamente afectados por este conflicto. Si en diciembre el acrónimo WCNSF (siglas en inglés de ‘niño herido sin familia superviviente) era nuevo para todos nosotros, ahora es tan común que tenemos un procedimiento operativo estándar para ello”, lamenta Marie-Aure Perreaut.

“Recuerdo —continúa la coordinadora de MSF— que al Servicio de Urgencias de Al Aqsa llegó una niña de siete meses envuelta en una manta de supervivencia y cubierta de sangre y orina. La noche anterior, toda su familia fue asesinada al ser atacada su casa a la hora de la cena. La pequeña se une a los miles de WCNSF que esta guerra ha creado”.

“La ilusión de la ayuda”
La imagen de la ayuda humanitaria se está utilizando como coartada para perpetuar la forma brutal y desproporcionada en que se está librando esta guerra”, alerta Chris Lockyear. “Gran parte de la narrativa en torno a la ayuda humanitaria ha girado en torno al recuento de camiones que cruzan una frontera y los lanzamientos aéreos. No son más que distracciones destinadas a crear una ilusión de ayuda”.

La ayuda humanitaria es mucho más que contar camiones. “Es desplazar los suministros de forma segura. Es seguridad en el punto de distribución. Es el funcionamiento de los hospitales, que son más que cuatro paredes y un techo. Es agua, electricidad, combustible y comunicaciones”, insiste el secretario general de MSF.

Los lanzamientos aéreos de ayuda son ineficaces. “Los líderes comunitarios de Jan Yunis hablan de morir por las bombas un día y por la ayuda caída del cielo al siguiente. Las narraciones sobre recuento de camiones y las imágenes de lanzamientos aéreos no son indicadores de éxito: son una admisión del fracaso”, recalca Lockyear.

Desnutrición
“Lo que no habíamos visto antes en Gaza es desnutrición aguda. En sólo seis meses hemos visto cómo se disparaban las tasas de desnutrición”, alerta la doctora Alayyan. La desnutrición no existía en Gaza antes de la guerra.

Ahora el personal médico ha tenido que formarse a marchas forzadas en una disciplina totalmente nueva. Los tres grupos más vulnerables en lo que respecta a la desnutrición son las mujeres embarazadas y lactantes, los niños menores de dos años y los niños con discapacidad.

Así, en el caso de los niños menores de 2 años (que es la edad de lactancia en una situación normal) se ven afectados por el hecho de que las madres no tienen suficiente alimento para producir leche. Si no tienes leche materna, puedes usar leche de fórmula, pero para ello necesitas tener agua limpia; ninguna de estas cosas es posible en Gaza ahora mismo. “Hemos visto a mujeres que exprimen dátiles en un pañuelo para intentar proporcionar a sus hijos algún tipo de sustancia azucarada en el cuerpo”, subraya la doctora Alayyan.

Los precios de los alimentos en el sur de Gaza se han multiplicado hasta por 10. “Una caja de huevos ha pasado de 4 a 40 dólares. La mayor parte de los alimentos frescos suelen estar podridos, ya que los largos controles en la frontera hacen que estos alimentos se echen a perder en el momento en que entran en Gaza. Y en el norte: simplemente no hay”, dice Perreaut.

Los niños que llegan desde el norte hacia las instalaciones de la zona central y del sur de Gaza llegan en condiciones extremadamente preocupantes.

El hospital Al Aqsa (en la zona central de Gaza) tenía una capacidad de 200 camas antes de la guerra. Ahora tiene más de 600 pacientes ingresados. “Tenemos que cambiar camas de traumatología por camas de desnutrición”, manifiesta Marie-Aure Perreaut.

Una guerra sin reglas
Desde el comienzo de esta guerra, casi 200 trabajadores humanitarios (176 trabajadores de UNRWA) han sido asesinados, entre ellos cinco miembros del personal de Médicos Sin Fronteras. Muchos de estos trabajadores humanitarios fueron asesinados mientras atendían a pacientes o se refugiaban con sus familias.

Esta pauta de ataques es intencionada o indica una incompetencia temeraria”, denuncia Christopher Lockyear. “Los trabajadores humanitarios están protegidos. Sin peros. No aceptamos la narrativa de incidentes lamentables. No lo aceptamos porque lo ocurrido a los compañeros de WCK y a los convoyes y refugios de MSF forma parte del mismo patrón de ataques deliberados contra personal humanitario, trabajadores sanitarios, periodistas, personal de la ONU, escuelas y hogares”.

“No se trata sólo de poner en marcha un mecanismo eficaz de desconflicción ​ Nuestros movimientos y ubicaciones ya están compartidos, coordinados e identificados. Se trata de impunidad —recalca Lockyear—. Me prometieron personalmente una investigación sobre un convoy nuestro que fue atacado en noviembre. No he recibido respuesta. Desde entonces he presentado un expediente de nuevos incidentes. No lo dejaremos pasar. Esperamos algo más que excusas del Gobierno de Israel y algo más que la condena de los aliados de Israel”.

“Es una guerra que se libra sin reglas. Que se permita —añade Lockyear— que se produzcan estos ataques contra trabajadores humanitarios es una opción política. El Gobierno de Israel no se enfrenta a ningún coste político. En cambio, sus aliados permiten esta brutalidad con impunidad y proporcionan aún más armas que mutilan y matan a civiles indiscriminadamente. El número de trabajadores humanitarios muertos en Gaza es extraordinario, pero no es más que una fracción del total de personas asesinadas hasta ahora”.

La pulverización del sistema sanitario cuando más se necesita, demuestra el menoscabo y la manipulación casi diarios del derecho internacional humanitario según Lockyear. “Esta guerra es brutal, es desproporcionada”, afirma. Cómo se lleva a cabo demuestra el flagrante desprecio de las medidas de prevención del genocidio de la Corte Internacional de Justicia el 26 de enero y de nuevo dos meses después, el 28 de marzo.

Seis meses después, la conclusión es que lo hemos intentado, y seguimos intentándolo cada día, pero la realidad es que no podemos. No somos capaces. No se nos permite aportar ninguna ayuda humanitaria significativa a la población de Gaza”, denuncia Marie-Aure.

Llevamos más de 50 años haciendo este trabajo. En las circunstancias actuales no podemos hacer nuestro trabajo como es debido. Esto no se parece a nada que hayamos visto antes”, se lamenta la doctora Amber Alayyan.

Ofensiva terrestre en Rafah

“Mi primera impresión al cruzar la frontera de Rafah fue el hacinamiento, las calles abarrotadas. El hecho de que hubiera gente por todas partes, las carreteras constreñidas por las tiendas de campaña y los refugios improvisados. Las escuelas, las oficinas abarrotadas de gente. Un trayecto de este a oeste, a través de Rafah, que antes duraba 10 minutos, ahora lleva más de una hora”, recuerda el secretario general de MSF.

No puedo imaginar ningún escenario en el que una ofensiva en Rafah no sea totalmente catastrófica”, advierte Lockyear. “Una invasión de Rafah sería otro ejemplo de que esta guerra se lleva a cabo sin reglas y de forma impune. Sencillamente, no debe ocurrir”, insiste.

“Lo que pedimos es muy sencillo y claro”, resume Chris Lockyear.

Los ataques generalizados e indiscriminados contra civiles, personal médico e instalaciones sanitarias deben cesar inmediatamente. Las autoridades de Israel deben permitir la llegada sin trabas de ayuda humanitaria a la población de Gaza. Y, sobre todo, debe producirse un alto el fuego inmediato y sostenido”, concluye.


 

 

 

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