República Centroafricana: el aumento de los ataques a personal y pacientes de MSF en Batangafo amenaza la continuidad de la asistencia sanitaria
En lo que va de año, MSF ha sufrido 16 ataques en los alrededores de Batangafo. En dos ocasiones, incluyeron violencia sexual
Bangui, 1 de septiembre de 2023.- Trabajadores humanitarios, pacientes y sus cuidadores están sufriendo niveles insoportables de violencia perpetrada por grupos armados locales al desplazarse por los alrededores de la localidad de Batangafo, en el norte de la República Centroafricana (RCA). Dos incidentes graves ocurridos en menos de una semana están poniendo en peligro la capacidad de Médicos Sin Fronteras (MSF) de seguir brindando atención médica en la zona. La organización insta a los grupos armados a respetar y proteger tanto a pacientes como al personal.
En lo que va de 2023, los equipos de MSF han sufrido al menos 16 incidentes en Batangafo, generalmente en las afueras de esta localidad. Los últimos ataques ocurrieron los días 26 y 30 de agosto. Las agresiones consisten en su mayoría en robos violentos. Son perpetradas por grupos de hombres armados que atacan a motoristas que transportan pacientes, a trabajadores de salud comunitarios que ofrecen atención en zonas rurales o a convoyes de vehículos con personal que se dirige a hacer actividades de supervisión.
Además, en dos ocasiones, en marzo y agosto de este año, los ataques implicaron violencia sexual contra una trabajadora de MSF y cuidadoras de pacientes.
“Estamos indignados ante cualquier tipo de violencia cometida contra pacientes, sus cuidadores, nuestro personal y motoristas que hacen referencias, a pesar de estar claramente identificados como pertenecientes a una organización humanitaria”, afirma Gisa Kohler, responsable de operaciones para la República Centroafricana. “Nuestros equipos son asaltados incesantemente a punta de pistola, y las respuestas evasivas de los grupos armados locales, que siempre atribuyen las acciones a elementos no controlados para evitar cualquier responsabilidad, son inaceptables”.
En los incidentes sufridos por el personal de MSF y los pacientes cerca de Batangafo han participado varios grupos armados.
“Aunque el conflicto en República Centroafricana no se encuentra en el centro de atención, la violencia contra la población local ocurre aquí todo el tiempo. Ellos son los primeros en verse afectados”, afirma Kohler. “Los repetidos ataques que afectan a MSF ponen en peligro la continuidad de nuestras actividades médicas en la periferia de Batangafo. Si nos viésemos obligados a marcharnos, esto limitaría gravemente el acceso a la atención sanitaria de las personas de las zonas rurales”.
Por el momento, MSF ha suspendido todos los movimientos de supervisión en las afueras de Batangafo, así como la derivación de pacientes que viven en zonas situadas entre Batangafo y Ouogo, donde se produjo uno de los últimos incidentes importantes.
“Queremos quedarnos aquí para salvar vidas en una zona que está desatendida, pero no podemos hacerlo a cualquier precio, poniendo en riesgo a nuestros pacientes y a nuestro personal”, continúa Kohler. “Pedimos a todos los grupos armados que respeten y protejan al personal sanitario, a los trabajadores humanitarios, a los pacientes y a sus cuidadores”.
El año pasado, MSF se vio obligada a cerrar su proyecto en Kabo, en el norte de la República Centroafricana, después de 16 años, tras un ataque a un convoy en enero de 2022 y debido a la incapacidad de garantizar el movimiento seguro de los equipos en esta zona volátil del país.
MSF está presente en Batangafo desde 2006. Actualmente, los equipos de la organización gestionan un hospital, apoyan a una red de trabajadores de salud comunitarios formados para tratar malaria y casos moderados de diarrea, y apoyan dos centros de salud en las afueras de la localidad con visitas periódicas. Entre enero y julio de 2023, se llevaron a cabo casi 115.000 consultas médicas y se derivaron a más de 2.000 pacientes que necesitaban una atención más especializada desde zonas rurales al hospital de la ciudad.