"Recibimos muchos niños con desnutrición aguda y adultos con heridas de bala, por torturas o bombardeos"
Giulia Chiopris, pediatra de MSF en Tawila, narra las condiciones extremas de las personas desplazadas que llegan de El Fasher
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Madrid / Tawila (Sudán), 2 de noviembre de 2025.- Giulia Chiopris, pediatra de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Tawila, ciudad situada a 60 kilómetros de El Fasher, relata las condiciones en las que llegan las personas desplazadas procedentes de la capital de Darfur del Norte.
"En el hospital de MSF en Tawila, seguimos recibiendo un número constante y significativo de pacientes procedentes de El Fasher desde hace dos semanas.
La mayoría son pacientes adultos con heridas de bala o heridas causadas por torturas o bombardeos, pero también recibimos un gran número de niños menores de 5 años que padecen desnutrición aguda, tanto moderada como grave.
Estas familias enfrentan un viaje muy peligroso. A menudo viajan de noche y no tienen comida ni agua durante el trayecto, que dura una media de 3-4 días, lo que agrava su estado de desnutrición. En los últimos meses, la comida ha escaseado en El Fasher y muchos niños se han visto obligados a comer alimento para animales, según nos cuentan las madres.
Cuando llegan a nuestro servicio de urgencias muestran signos de deshidratación grave, suelen presentar complicaciones relacionadas con la ingesta de alimentos y agua contaminados. Desgraciadamente, la mortalidad entre los niños desnutridos es especialmente elevada.
También recibimos a muchas mujeres que acaban de dar a luz y no tienen suficiente leche para alimentar a sus bebés porque ellas mismas están desnutridas.
Por desgracia, estamos viendo muchos huérfanos que han perdido a toda su familia como consecuencia de los bombardeos o los ataques.
El número de casos de violencia sexual que nuestro equipo ha atendido y asistido en los últimos meses es especialmente elevado y, lamentablemente, se sabe que la violencia sexual se utiliza como arma de guerra en este contexto desde hace mucho tiempo.
Nuestro equipo médico y de enfermería está sometido a una presión especial porque sus integrantes también son desplazados de guerra. Muchos de ellos aún tienen familiares, amigos y compañeros de trabajo en El Fasher. Es evidente que trabajar pensando en lo que está sucediendo en la ciudad tras los últimos acontecimientos y las masacres es especialmente impactante.
Durante el viaje de El Fasher a Tawila, a menudo les roban todas sus pertenencias: el poco dinero que tienen, la ropa e incluso los utensilios de cocina. Cuando llegan a los campos de refugiados que se están expandiendo cada vez más alrededor de Tawila, no tienen realmente nada.
Cuentan con menos de un litro y medio de agua al día por persona, con la que deben lavarse, cocinar y, por supuesto, beber. La comida escasea y, en general, las condiciones de higiene son muy precarias. Casi todos los niños que vemos procedentes de estos campos tienen infecciones especialmente graves".
Guillermo Algar