"Nos preocupa enormemente que la reducción de alimentos agrave la crisis de los rohinyá"
Vickie Hawkins, directora general de MSF, alerta sobre la situación en los campos de Cox's Bazar, en Bangladés, y pide cubrir el déficit de financiación del PMA

Cox's Bazar (Bangladés), 14 de marzo de 2025.- El pasado 7 de marzo, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) anunció recortes drásticos en las raciones de alimentos que reparte en los campamentos de Cox's Bazar, en Bangladés. En concreto, el organismo alertó de que reducirá a la mitad los cupos mensuales, pasando de 12 a 6 dólares por persona a partir de abril, a menos que se cubra el déficit de 81 millones de dólares que enfrenta. Según declaró UNICEF, el anuncio viene a agravar la situación de desnutrición que ya afrontaban los refugiados rohinyás, en especial los niños, corriendo el riesgo de convertirse en una "catástrofe humanitaria".
Vickie Hawkins, directora general de Médicos Sin Fronteras (MSF), ha visitado recientemente los campos de Cox's Bazar en Bangladés y explica la situación en la región:
"Mientras el efecto dominó de los recortes en el sector humanitario sigue resonando en todo el mundo, más de un millón de refugiados rohinyá siguen confinados en los campos de Cox's Bazar, en Bangladés. La semana pasada, el Programa Mundial de Alimentos anunció que planeaba reducir a la mitad las raciones de alimentos debido a la escasez de fondos. Estamos hablando de más de un millón de apátridas, sin derecho a trabajar, sin tierra y sin otros medios legales de subsistencia para alimentarse. Nos preocupa enormemente que una reducción de las raciones alimentarias agrave aún más la crisis de los refugiados rohinyá y la sensación de desesperación que ya impera en todos los campos. Sabemos lo que la desesperación y la necesidad de sobrevivir en estos campos cerrados genera en términos de violencia y riesgo de explotación, especialmente para mujeres y niños. Muchos refugiados nos dicen que temen que la situación empeore".
"Los niños pequeños estarán especialmente expuestos a los efectos permanentes del retraso del crecimiento. Por un lado, porque su crecimiento se detiene por falta de alimentos. Y por otro, porque son más propensos a contraer enfermedades mientras están desnutridos. Es probable que los adultos, muchos de los cuales cuidan de niños o ancianos, se vean obligados a adoptar mecanismos negativos para hacer frente a la situación, desde limitar su propia dieta para alimentar a sus familias hasta dedicarse a actividades de explotación generadoras de ingresos".
"El anuncio del PMA llega en un momento en que las personas recién llegadas a los campos ya dependen de las raciones de comida de otras personas para sobrevivir. Recuerdo las palabras que me dijo Rahima, una refugiada rohinyá que acaba de huir de la violencia en Myanmar y se refugia con su familia en los campos: «Soy una carga. Comparten su escasa comida conmigo». Masuda, otra mujer rohinyá, nos contó que las raciones que reciben su familia y ella, incluso ahora, nunca son suficientes".
"Se ha mantenido a los rohinyás en una situación de dependencia. Los donantes, los gobiernos y las agencias internacionales deben ayudar a cubrir el déficit de financiación de 81 millones de dólares estadounidenses. Pedimos a los donantes que se comprometan a aportar fondos de emergencia antes de abril para garantizar raciones de alimentos vitales para los refugiados, a los gobiernos que aumenten la ayuda humanitaria a corto plazo para cubrir las necesidades urgentes, y a las agencias internacionales que unan fuerzas con las agencias de seguridad alimentaria y nutrición para garantizar que los recursos se despliegan de forma rápida y transparente".
"Sabemos que hoy en día va a ser más difícil que nunca movilizar estos recursos, pero hay que encontrar la manera de hacerlo, porque retener la ayuda humanitaria a una población a la que se ha mantenido deliberadamente dependiente de ella es realmente inconcebible".