MSF refuerza su respuesta en Myanmar tras el devastador terremoto
La temporada de lluvias podría agravar los problemas de acceso y los riesgos de enfermedades transmitidas por el agua o por vectores como malaria o dengue
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Yangón (Myanmar), 10 de abril de 2025.- El 28 de marzo de 2025, un fuerte terremoto de magnitud 7,7 sacudió el centro de Myanmar, devastando las regiones de Mandalay, Naipyidó, Sagaing y el estado de Shan. Hasta el 8 de abril, las cifras oficiales informaban de más de 3.600 muertos, más de 5.000 heridos y unos 17 millones de damnificados. Las principales infraestructuras, como hospitales, carreteras y sistemas de abastecimiento de agua, han sufrido daños considerables, mientras que las continuas interrupciones de las telecomunicaciones siguen obstaculizando las labores de socorro.
El terremoto sacudió un país que ya sufría varias crisis sanitarias y conflictos, lo que ha agravado los problemas de las comunidades afectadas. La escasez de recursos, personal y suministros ha dejado a algunos centros desbordados y con dificultades para responder a las crecientes necesidades sanitarias.
Inmediatamente después del terremoto, Médicos Sin Fronteras (MSF) reafirmó su compromiso y su capacidad para prestar asistencia médica de emergencia a gran escala en todas las zonas afectadas. MSF ha priorizado su respuesta en las ciudades de Mandalay y Naipyidó, las más afectadas y actualmente accesibles, mientras que persiste la preocupación por las poblaciones de zonas más remotas y con más problemas de acceso, como Sagaing.
El persona de la organización ha informado de graves daños. Muchos residentes permanecen a la intemperie por temor a las réplicas, mientras que los monasterios han abierto sus puertas para acoger a familias desplazadas y las comunidades locales están demostrando una notable solidaridad.
Salud
En las ciudades más afectadas, los daños en las infraestructuras han interrumpido servicios esenciales como agua, electricidad y saneamiento, lo que ha impactado gravemente en la capacidad funcionamiento de los hospitales. En algunos casos, los daños estructurales han obligado al personal médico a atender a los pacientes en el exterior, por temor a que se produjeran nuevos derrumbes.
En Naipyidó y Mandalay, donde los sistemas hospitalarios se han visto especialmente afectados, MSF ha llevado a cabo evaluaciones, entregado suministros médicos y está en contacto con las principales partes interesadas, incluido el Ministerio de Salud.
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Agua y saneamiento, refugio y bienes básicos
En Mandalay, los equipos de MSF se movilizaron rápidamente para mejorar las condiciones de agua, saneamiento e higiene en los hospitales dañados, instalando depósitos de agua y lavamanos adicionales. Se ha reforzado la gestión de residuos con docenas de contenedores e instalado ventiladores en los refugios temporales para ayudar a los pacientes a soportar el calor extremo —que a menudo alcanza los 40ºC— mientras esperan tratamiento fuera de las instalaciones dañadas.
Al mismo tiempo, equipos médicos móviles han empezado a realizar consultas en refugios improvisados, incluidos monasterios, tratando una serie de afecciones que van desde enfermedades comunes a dolencias crónicas como la diabetes y la hipertensión. En el sur de Shan, los equipos móviles también han distribuido artículos no alimentarios de primera necesidad, restaurado fuentes de agua potable y continúan las evaluaciones en las comunidades afectadas y desplazadas.
Impacto psicológico
La salud mental es una parte clave de la respuesta de MSF. En Mandalay, equipos formados por personal cualificado y estudiantes voluntarios han visitado a los pacientes en las salas de cirugía, ortopedia y traumatología de los hospitales locales para prestarles primeros auxilios psicológicos. Estos esfuerzos son esenciales en un contexto en el que los supervivientes se enfrentan a un elevado estrés psicológico tanto tras la catástrofe como por el temor a las réplicas que se siguen registrando, además de las consecuencias del conflicto en curso que asola muchas partes del país.
Impacto medioambiental
Con la llegada de la temporada de lluvias, las inundaciones y los corrimientos de tierras podrían agravar los problemas de acceso actuales, sobre todo en las zonas remotas. La estación lluviosa también aumenta significativamente la probabilidad de amenazas para la salud pública asociadas a brotes de enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera, y por vectores, como la malaria o el dengue. Esto se debe a la posible contaminación por inundaciones del ya reducido número de fuentes de agua potable. Para mitigar las amenazas adicionales son esenciales medidas inmediatas como el aumento del suministro de agua potable, instalaciones sanitarias seguras, la distribución de mosquiteras y la promoción de la higiene.
Para hacer frente a las inmensas necesidades es crucial que la ayuda humanitaria llegue sin obstáculos a todas las zonas afectadas, incluidos los lugares de difícil acceso. Se necesita de forma urgente un aumento significativo de la ayuda y del acceso a la asistencia sanitaria en todas las zonas afectadas para evitar consecuencias nocivas a largo plazo para las personas que se enfrentan a las secuelas del terremoto.
Como parte de su prolongada presencia en Myanmar desde su primera intervención en 1992, MSF reafirma su disposición a prestar asistencia médica humanitaria de emergencia allí donde sea necesario, mientras sigue apoyando a las comunidades afectadas por conflictos, enfermedades y, ahora, por uno de los peores terremotos que ha sacudido la región en la historia reciente.
Guillermo Algar