MSF reclama la liberación urgente del Sea Watch 4 bloqueado en Sicilia desde hace un mes

Las inspecciones de buques de ONG se están empleando para bloquear los barcos de búsqueda y rescate y están teniendo trágicas consecuencias por la falta de dispositivos de salvamento en el Mediterráneo central

Palermo / Madrid, 21 de octubre de 2020.- Los Gobiernos europeos continúan con su estrategia de criminalizar a las ONG de búsqueda y rescate y para ello manipulan las normas marítimas con el objetivo de impedir que los buques de salvamento puedan volver a las zonas de rescate. Es el caso del Sea Watch 4 que, tras rescatar a 354 personas en su primera misión (entre 22 y el 29 de agosto), no ha podido regresar al Mediterráneo central y permanece retenido bajo bloqueo administrativo en el puerto siciliano de Palermo en Sicilia desde hace un mes. Es la quinta vez que una inspección en un puerto italiano impide que un barco de rescate de una ONG regrese a la zona donde se producen la mayoría de los naufragios.

El Sea Watch 4 permanece inmovilizado desde el 19 de septiembre. Las autoridades italianas retienen el barco por 22 aparentes "irregularidades", que incluyen salvar personas "sistemáticamente" y llevar demasiados chalecos salvavidas a bordo.

Testimonio de Ilina Angelova, analista humanitaria de MSF y de personas rescatadas

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“Tanto el barco como la tripulación estuvieron aislados en las afueras de Palermo más de dos semanas. Todo la tripulación dio negativo por COVID-19 dos veces durante este periodo pero aun así se obligó al barco a permanecer anclado y se le negó un cambio de tripulación. Ahora es el quinto barco de rescate retenido en un puerto italiano en otros tantos meses”, recuerda Hannah Wallace Bowman, responsable de comunicación de MSF en el Sea Watch 4.

Médicos Sin Fronteras (MSF) y Sea Watch, han colaborado en todo momento con las autoridades italianas. 17 de las 22 deficiencias detectadas durante la agotadora Supervisión por el Estado rector del puerto que se prolongó once horas han sido ya resueltas. Sin embargo, parece que estas inspecciones solo tienen un objetivo: impedir de forma discriminatoria que las ONG rescaten personas en el mar. Así, los barcos de salvamento son tomados como rehenes de manera rutinaria argumentando estándares poco realistas, que a menudo exceden o son contrarios incluso a los criterios y estándares internacionales.

Algunas de las deficiencias técnicas observadas eran tan leves que normalmente no conducirían a la retención de un buque sino que se marcarían como faltas para ser corregidas en un plazo determinado. Otras, por el contrario, son casi imposibles de abordar, ya que se basan en una interpretación distorsionada, cuando no absurda, de las disposiciones del derecho marítimo.

Los controles de los buques por el Estado del puerto son un mecanismo necesario para garantizar la seguridad de la navegación en el mar pero, en el caso de los barcos de rescate, lo que MSF ve son inspecciones utilizadas habitualmente de forma indebida por las autoridades europeas e italianas.

Las autoridades italianas están manipulando y abusando de procedimientos marítimos legítimos. Las inspecciones de embarcaciones de ONG se están convirtiendo en una forma de bloquear los esfuerzos de búsqueda y rescate”, alerta la portavoz de MSF.

Trágicas consecuencias de la ausencia de barcos de rescate
La erosión de la capacidad de búsqueda y rescate ya se está cobrando vidas en la frontera marítima más mortífera del mundo. Desde la paralización del Sea Watch 4, al menos 69 personas han muerto frente a las costas de Libia en dos naufragios confirmados.

A pesar de una reciente declaración del presidente de la Comisión Europea en el sentido de que “salvar vidas en el mar no es opcional”, en su nuevo Pacto sobre migración, la UE ha desaprovechado la oportunidad, una vez más, para establecer medidas concretas e inmediatas para coordinar y llevar a cabo operaciones de rescate y evitar la pérdida de vidas. De nuevo, el "enfoque coordinado de la UE para la búsqueda y rescate" como es descrito en el Pacto, descarta por completo la responsabilidad de los estados miembros en lo que respecta al rescate marítimo, mientras se esconde detrás de requisitos burocráticos supuestamente aplicables a las operaciones llevadas a cabo por “embarcaciones privadas".

Europa está haciendo caso omiso de su deber legal y moral de salvar vidas, optando una vez más por imponer medidas administrativas abusivas a otro barco que salva vidas. El Sea Watch 4 debe ser liberado urgentemente para que pueda reanudar la búsqueda y el rescate en el Mediterráneo central. Porque nadie debería morir en el mar”, afirma Hannah.

Todo ello tiene lugar al mismo tiempo que Europa recluta a la Guardia Costera libia para que actúe como su guardia fronteriza, interceptando y devolviendo por la fuerza a Libia a las personas. Libia no es un lugar seguro, como han confirmado repetidamente organismos internacionales y europeos, incluidas Naciones Unidas y la propia UE. En lo que llevamos de 2020, más de 9.000 personas han sido interceptadas y devueltas a Libia por la Guardia Costera del país, como parte de un acuerdo financiado y facilitado por la UE. El 8 de octubre, dos barcos de la Guardia costera fueron entregados de vuelta a Libia después de ser reparados con financiación de la UE y de Italia. Estos navíos se emplearán para capturar a personas en el mar y devolverlas a las mismas condiciones peligrosas e inhumanas de las que tratan de huir.

En los últimos meses, el número de personas detenidas en los centros de detención oficiales de la DCIM (siglas en inglés del Departamento de Combate de las Migraciones Ilegales) ha seguido creciendo hasta las 2.400 el 18 de septiembre, según ACNUR. Es probable que incluso más personas estén cautivas en otros lugares clandestinos a los que ni la ONU ni otras agencias humanitarias, incluida MSF, tienen acceso.


Testimonios del sufrimiento en Libia

Ilina Angelova analista de Asuntos Humanitarios de Médicos Sin Fronteras en el Sea Watch 4 ha escuchado numerosos relatos de supervivientes. Un extracto de estos muestra la dimensión del sufrimiento de estas personas en el país norteafricano y en la travesía.

Un bala por romper el silencio ​
Un día, los captores de Patrick le llevaron a trabajar a un complejo propiedad del comandante de un grupo armado. El recinto estaba cerca de una gran carretera en el centro de una ciudad rodeado de un alto muro para que nadie pudiera saber lo que pasaba dentro. Patrick, junto con otros refugiados y migrantes, se vio obligado a trabajar en la casa del comandante siguiendo una regla: no se les permitía hablar, toser ni hacer ningún ruido. Cualquiera que rompiera esta norma sería fue fusilado".
Este africano no vale 500 dinares
"
John estaba haciendo trabajos de construcción en una casa cuando, por accidente, rompió una ventana. El propietario de la casa llamó a su patrón y le pidió una indemnización de 500 dinares libios (unos 300 euros). John escuchó la respuesta de su jefe: ‘Este africano no vale 500 dinares; haz lo que quieras con él’. Y eso fue lo que pasó. El dueño de la casa hizo otra llamada telefónica y, unas horas después, John fue encarcelado tres meses durante los que le golpearon, torturaron y le aplicaron descargas eléctricas. Todo por culpa de una ventana rota".
¿Nos van llevar de vuelta a Libia?
“Esperamos que las autoridades asignaran un lugar de seguridad a Sea Watch 4 durante once días. Tras una semana , una mujer vino a verme angustiada. Me agarró de las manos y me preguntó con voz suplicante y aterrorizada si íbamos a llevarlos de regreso a Libia. Sus ojos, en ese momento ausentes, pero normalmente llenos de empatía y calidez, me decían que su mente seguía en el lugar del que había estado tratando de huir. Seguía haciéndome la misma pregunta todos los días, muchas veces, cada vez con más urgencia y temor: ‘Dime. ¡Dime! ¿Nos vas a llevar de regreso?’”

 

 

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