MSF protesta frente a la Bolsa de Nueva York por el precio de un medicamento de Johnson & Johnson vital para el tratamiento de la tuberculosis

El gigante farmacéutico ha anunciado esta semana unas ganancias 15.100 millones de dólares (más de 13.600 millones de euros) en 2019

Nueva York / Madrid, 24 de enero de 2020.- Esta semana la corporación farmacéutica Johnson & Johnson (J&J) presentó su informe de resultados del cuarto trimestre de 2019 en el que la compañía comunicó una facturación de 20.700 millones de dólares (más de 18.600 millones de euros) en todo el mundo. La facturación global de J&J en 2019 fue de 82.100 millones de dólares (74.000 millones de euros).

Coincidiendo con esta presentación, Médicos Sin Fronteras (MSF) realizó una protesta frente a la Bolsa de Nueva York para reclamar a Johnson & Johnson que reduzca el precio de la bedaquilina (su fármaco para la tuberculosis) a un dólar (0,90 euros) al día. El importe de este medicamento, clave para tratar a las personas con tuberculosis resistente, debe tener en cuenta las aportaciones realizadas en su investigación y desarrollo por parte de los contribuyentes y la comunidad científica mundial contra la tuberculosis.

"Después de una espera de casi medio siglo, finalmente tenemos un fármaco que ofrece a los pacientes con tuberculosis resistente a los medicamentos más oportunidades de curación", explica Sharonann Lynch asesora de políticas sobre VIH y tuberculosis de la Campaña de Acceso de MSF. “Sin embargo, la bedaquilina permanece fuera del alcance de más del 80% de los pacientes que lo necesitan para sobrevivir. Dadas las ventas de J&J y su continuo crecimiento, resulta perverso que la compañía esté regateando cada centavo del precio de la bedaquilina, especialmente cuando en el desarrollo del medicamento hubo una inversión pública tan importante. Las personas que necesitan este medicamento no pueden permitirse esperar más".

En 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó que la bedaquilina se empleara como parte esencial de un régimen totalmente oral para tratar la tuberculosis resistente, reemplazando así a los medicamentos más viejos y tóxicos que debían inyectarse, causaban efectos secundarios graves y, además, curaban a poco más de la mitad de personas tratadas.

En octubre de 2019, MSF informó de resultados positivos para el 77,6% de las personas tratadas con medicamentos orales más nuevos para la tuberculosis resistente, y del 72% para pacientes con regímenes de tratamiento que contienen bedaquilina. El estudio, realizado en condiciones del mundo real por MSF y sus colaboradores en 17 países, es el mayor realizado hasta ahora en materia de resultados del tratamiento con bedaquilina.

Sin embargo, muy pocas personas pueden acceder a este fármaco. Desde que se aprobó su uso en 2012, poco más de 37.000 pacientes lo han recibido. Se trata de una cifra insignificante teniendo en cuenta que aproximadamente el 80% de las 484.000 personas que desarrollan formas resistentes de la enfermedad cada año deberían ser tratadas con este medicamento. La implantación rápida de un tratamiento mejor tolerado que contenga bedaquilina solo tendrá lugar si J&J aumenta su disponibilidad de una forma asequible, incluso permitiendo que otros fabricantes de medicamentos para la tuberculosis produzcan versiones genéricas.

La bedaquilina se desarrolló con un considerable apoyo de contribuyentes, organizaciones sin ánimo de lucro y entidades de filantropía. Gran parte del crucial trabajo para informar del uso del medicamento y demostrar su valor terapéutico fue realizado por la comunidad de investigación en tuberculosis, los ministerios de salud y los proveedores de tratamiento, incluido MSF, y fue financiado por los contribuyentes y otros donantes. Por lo tanto, J&J no debe ser la única instancia que toma decisiones con respecto a quién tiene acceso al medicamento.

La bedaquilina (nombre comercial Sirturo) es uno de los escasos medicamentos contra la tuberculosis desarrollados en los últimos 50 años. © Daro Sulakauri.
La bedaquilina (nombre comercial Sirturo) es uno de los escasos medicamentos contra la tuberculosis desarrollados en los últimos 50 años. © Daro Sulakauri.

En la actualidad, J&J cobra por la bedaquilina el doble del precio que reclama MSF. El gigante farmacéutico ha tasado en 400 dólares (unos 360 euros) el coste del fármaco para un régimen de tratamiento de seis meses para países elegibles a través del Servicio Farmacéutico Mundial, una sección de la Alianza Alto a la Tuberculosis que suministra medicamentos para la tuberculosis a países de bajos y medianos ingresos. En otros países que no pueden recurrir a este mecanismo, la compañía farmacéutica carga un coste mucho mayor.

Además, algunas personas requieren hasta 20 meses del medicamento, lo que eleva el coste de la bedaquilina a 1.200 dólares. Sin embargo, investigadores de la Universidad de Liverpool han calculado que la bedaquilina podría producirse y venderse con beneficios por mucho menos: por tan solo 25 centavos de dólar por día (0,22 euros) si se vendieran al menos 108.000 cursos de tratamiento al año.


Médidos Sin Fronteras es el mayor proveedor no gubernamental de tratamiento contra la tuberculosis en todo el mundo y lleva 30 años involucrado en la atención de la tuberculosis. La organización trabaja a menudo junto a las autoridades nacionales de salud para tratar a los pacientes en una amplia variedad de entornos, incluidas zonas de conflicto crónico, barrios marginales, cárceles, campos de refugiados y zonas rurales. Hasta septiembre de 2019, más de 2.000 pacientes han sido tratados con los medicamentos más nuevos en los proyectos de MSF en 14 países: incluyendo 429 con delamanida –el otro nuevo medicamento contra la TB desarrollado en más de 40 años– 1.517 con bedaquilina y 429 con una combinación de ambos.

 

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