Miles de venezolanos retornan al país por la crisis económica en la región a causa de la COVID-19

MSF asiste a migrantes venezolanos que cumplen cuarentena a su rentrada en Venezuela

Caracas / Madrid, 15 de octubre de 2020.- Oswaldo Martínez tiene 31 años. Emigró a Colombia porque la situación económica de Venezuela le resultaba insostenible. Con el corazón dividido, dejó su trabajo en un galpón de cebollas para buscar un empleo en otro país que le permitiera enviar dinero a su mujer y a sus dos niños que se quedaron en Venezuela. Llegó a Perú pero no le fue bien. También probó suerte en Ecuador. Tras seis meses de lucha contra el desempleo en el marco de una pandemia global y contra la nostalgia de tener lejos a su familia, decidió regresar a casa.

Caminó durante semanas y vivió de la solidaridad y buena voluntad de las personas que encontró a su paso. Cuando llegó a Cúcuta (Colombia), tuvo que esperar días hasta que finalmente logró cruzar el emblemático puente Simón Bolívar que conecta a Colombia con Venezuela. En cuanto llegó al otro lado, fue sometido a una prueba diagnóstica de COVID-19, para determinar su estado de salud como parte de un sistema de prevención de propagación de la enfermedad implementado por las autoridades venezolanas para las personas que reingresan al país. Posteriormente y como recoge el protocolo, decidieron aislarlo en un PASI (Punto de Asistencia Social Integral), denominación que reciben los refugios donde se debe cumplir una cuarentena preventiva antes de volver a casa.

“Me regresé por mis hijos. Seis meses sin familia y sin trabajo es demasiado”, afirma Oswaldo. Oswaldo es uno de los miles de venezolanos que han decidido cruzar la frontera de vuelta. Ya en julio, más de 90.000 venezolanos habían retornado a su país a través de Colombia, según un informe de Migración Colombia, agencia del Gobierno colombiano encargada de los asuntos migratorios. 

Oswaldo dejó a su familia para viajar a Ecuador y a Perú en busca de trabajo. Tras seis infructuosos meses, decidió regresar a Venezuela e intentar recuperar su antiguo trabajo en un cobertizo donde se venden cebollas. © Veronica Ravelo/MSF
Oswaldo dejó a su familia para viajar a Ecuador y a Perú en busca de trabajo. Tras seis infructuosos meses, decidió regresar a Venezuela e intentar recuperar su antiguo trabajo en un cobertizo donde se venden cebollas. © Veronica Ravelo/MSF

En el estado fronterizo de Táchira, a través del cual están regresando la mayoría de migrantes, el Gobierno venezolano ha establecido 28 PASI. Estas instalaciones que antes funcionaban como escuelas o centros deportivos, ahora albergan a las personas que tras someterse a una prueba rápida son agrupadas según los resultados de su análisis. Una vez concluido el tiempo de cuarentena o pasada la enfermedad para quienes resultan positivos, las personas pueden finalmente continuar sus caminos de regreso

Médicos Sin Fronteras (MSF), en colaboración con las autoridades municipales y estadales, brinda asistencia a los venezolanos que regresan a su país y se hospedan momentáneamente en estos centros de cuarentena obligatoria. La ONG se centra especialmente en cuestiones de agua y saneamiento con el objetivo de asegurar la provisión de agua potable y prevenir enfermedades comunes. “Una de las patologías más frecuentes que el equipo médico de MSF encontraba en los PASI eran las diarreas y en este sentido, era necesario mejorar las condiciones de higiene, a través del acceso al agua”, explica Verónica Pérez, integrante del equipo médico de MSF en Táchira.

MSF ha brindado apoyo a 16 PASI en Táchira mediante la instalación de sistemas de agua potable y la donación de materiales para control de infecciones, pastillas para desinfección del agua y medidores de cloro residual. También ha trabajado en la construcción de duchas y bateas para la higiene personal, la reestructuración y acondicionamiento de baños, la dotación de utensilios de cocina para el personal encargado de la alimentación en cada una de las estructuras, formación sobre manipulación de alimentos y medidas de higiene. Además, los equipos han llevado a cabo jornadas de promoción de salud para promover las normas de higiene dentro de los PASI y evitar enfermedades.

Un camino de vuelta de meses
Para pasar el tiempo, Oswaldo acompaña a su amigo Jefferson Hernández mientras este corta el pelo a otros compañeros aislados en el mismo PASI. Jefferson tiene 23 años y es peluquero. Le llevó dos meses llegar caminando desde Lima, junto a su esposa y a su hijo de un año y cinco meses. Tiene otros dos hijos, pero ellos pudieron cruzar pasar la frontera dos días antes y ahora deben hacer la cuarentena en dos lugares distintos. Jefferson está deseando poder salir para reunirse pronto con toda su familia y volver a casa.

Douglas Pérez recorrió en bicicleta 3.800 km desde Ecuador para regresar a Venezuela tras perder su trabajo por la crisis generada por la pandemia de COVID-19. Sin trabajo ni dinero, decidió empacar sus pertenencias y regresar a su país junto a su fiel perro Pío. © Veronica Ravelo/MSF
Douglas Pérez recorrió en bicicleta 3.800 km desde Ecuador para regresar a Venezuela tras perder su trabajo por la crisis generada por la pandemia de COVID-19. Sin trabajo ni dinero, decidió empacar sus pertenencias y regresar a su país junto a su fiel perro Pío. © Veronica Ravelo/MSF

La mayoría de quienes están en el PASI han hecho el camino de vuelta a Venezuela desde diversos lugares de Sudamérica caminando. Las historias son diversas: Cristian tiene 22 años, trabajaba como repartidor de comida y regresó a Venezuela pedaleando desde Bogotá cuando perdió el trabajo en el marco de la crisis causada por la pandemia. Daniela*, de solo 14 años, emprendió un camino que le llevó dos meses para regresar a pie a casa y reencontrarse con su madre, quien había partido unos días antes a causa de una pérdida familiar. Deyanina, 26 años, decidió cruzar de vuelta a su país desde la fronteriza ciudad colombiana de Cúcuta, una vez que perdió su empleo como manicurista en una peluquería que cerró en medio de la actual crisis.

Los tres cruzaron la frontera entre Colombia y Venezuela el mismo día y, tras pasar los chequeos epidemiológicos del lado venezolano, fueron llevados al PASI Fútbol Sala, un complejo deportivo ubicado en San Cristóbal, la capital del estado. Allí se conocieron y decidieron pasar juntos sus cuarentenas. Hoy se sienten prácticamente familia. Juntos se sienten más cerca de su hogar.

Cristian, Daniela y Deyanira entablaron amistad tras coincidir en un centro de cuarentena en el estado fronterizo de Táchira, Venezuela. Los tres habían emigrado en busca de trabajo, pero perdieron sus empleos a causa de la pandemia y decidieron regresar. © Veronica Ravelo/MSF
Cristian, Daniela y Deyanira entablaron amistad tras coincidir en un centro de cuarentena en el estado fronterizo de Táchira, Venezuela. Los tres habían emigrado en busca de trabajo, pero perdieron sus empleos a causa de la pandemia y decidieron regresar. © Veronica Ravelo/MSF

MSF ha adaptado sus operaciones en Venezuela en respuesta a la emergencia sanitaria de la COVID-19. La organización médico-humanitaria da prioridad a la población más vulnerable y que padece otras enfermedades a la que asiste en diferentes programas en Anzoátegui, Amazonas, Bolívar, Sucre, Táchira, Miranda y el Distrito Capital. En Táchira, MSF comenzó a trabajar atendiendo al gran flujo de retornados venezolanos por el impacto de la COVID-19 que llega cada día a los PASI tras cruzar la frontera. Hasta la fecha, MSF ha asistido a 9.350 retornados venezolanos.

*El nombre ha sido modificado para proteger la confidencialidad de esta persona

 

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