Los puntos de distribución de alimentos de la Fundación Humanitaria de Gaza son escenarios de “masacres orquestadas y deshumanización” que deben cerrarse
Un informe de MSF revela los centros como “trampas mortales”, reclama el fin del programa, el restablecimiento del mecanismo coordinado por la ONU y pide a gobiernos y donantes privados que suspendan todo apoyo a la autodenominada Fundación
Madrid/ Jerusalén, 7 de agosto de 2025. Un análisis de los datos clínicos de Médicos Sin Fronteras (MSF), testimonios de los pacientes y médicos recogidos en dos clínicas de MSF en Gaza, señalan una violencia precisa y con un patrón claro por parte de las fuerzas israelíes y de contratistas privados estadounidenses contra palestinos hambrientos en los lugares de distribución de alimentos gestionados por la denominada Fundación Humanitaria de Gaza (GHF, por sus siglas en inglés).
- Videocomunicado con totales en español, entrevista a un paciente e imágenes de una distribución en un punto de la GHF y heridos atendidos en la clínica de MSF en Al Mawasi
- Fotografías de una distribución en un punto de la GHF y heridos atendidos en la clínica de MSF en Al Mawasi
- Resumen ejecutivo del informe en español
- Informe completo 'This is not aid. This is orchestrated killing' en inglés
MSF pide el desmantelamiento inmediato del programa de la GHF, el restablecimiento del mecanismo de entrega de ayuda coordinado por las Naciones Unidas y exhorta a los gobiernos, en particular al de los Estados Unidos, así como a los donantes privados, a que suspendan todo apoyo financiero y político a la GHF, cuyos centros son, en esencia, trampas mortales.
Un nuevo informe de MSF: Esto no es ayuda. Es una masacre orquestada, documenta los horrores presenciados por el personal de MSF en dos clínicas que han recibido regularmente afluencias masivas de víctimas tras los actos violentos ocurridos en los centros gestionados por la GHF, un grupo proxy israelí-estadounidense que ha militarizado la distribución de alimentos.
Entre el 7 de junio y el 24 de julio de 2025, las clínicas de MSF en Al Mawasi y Al Atar, en el sur de Gaza, situadas cerca de los centros de distribución gestionados por la GHF, recibieron 1.380 víctimas, entre ellas, 28 muertos. Durante esas siete semanas, los equipos de MSF atendieron a 71 niños con heridas de bala, 25 de los cuales eran menores de 15 años. Ante la falta de alternativas para encontrar comida, las familias hambrientas envían con frecuencia a los adolescentes a este entorno letal, ya que a menudo son los únicos varones de la familia físicamente capaces de realizar el viaje.
Entre los pacientes se encuentra un niño de 12 años alcanzado por una bala que le atravesó el abdomen, y cinco niñas, una de ellas de solo 8 años, que sufrió una herida de bala en el pecho.
“Niños a los que han disparado en el pecho mientras intentaban alcanzar la comida. Personas aplastadas o asfixiadas en estampidas. Multitudes enteras abatidas a tiros en los puntos de distribución”, enumera Raquel Ayora, directora general de MSF. “En los casi 54 años de operaciones de MSF, rara vez hemos visto semejantes niveles de violencia sistemática contra civiles desarmados”, recalca Ayora.
“Los puntos de distribución del GHF, que se hacen pasar por ayuda, se han convertido en un laboratorio de crueldad. Esto debe acabar ya”, reclama la directora general de MSF.
Un análisis inicial de las heridas de bala entre los pacientes que llegaron a la clínica Al Mawasi desde el punto de distribución 2 de la GHF reveló que el 11 % de las heridas de bala era en la cabeza y el cuello, mientras que el 19 % se producía en zonas que cubrían el pecho, el abdomen y la espalda. Por el contrario, las personas que los pacientes que llegaban a la clínica de MSF en Al Atar procedentes del punto de distribución 3 (el centro de distribución de la GHF en Jan Yunis) eran mucho más propensas a llegar con heridas de bala en las extremidades inferiores. Los patrones distintivos y la precisión anatómica de estas lesiones sugieren claramente que se trató de ataques intencionados contra personas dentro y alrededor de los centros de distribución, y no de disparos accidentales o indiscriminados.

“Estamos siendo masacrados. He resultado herido unas diez veces”, narra Mohammed Riad Tabasi, un paciente que fue atendido en la clínica de MSF en Al Mawasi. “Lo vi con mis propios ojos, había unos veinte cadáveres a mi alrededor. Todos habían recibido disparos en la cabeza y en el estómago”, recuerda Tabasi.
En mayo, las autoridades israelíes intentaron desmantelar la respuesta humanitaria liderada por la ONU y sustituirla por un plan de distribución de alimentos militarizado gestionado por la GHF. Los cuatro centros de distribución gestionados por la GHF se encuentran en zonas bajo control militar total de Israel y “protegidas” por contratistas armados privados estadounidenses. La GHF ha sido promocionada por los Gobiernos de Israel y Estados Unidos como una “solución innovadora”, una supuesta respuesta a sus afirmaciones sin pruebas sobre el desvío de la ayuda en Gaza y a las acusaciones infundadas de fracaso de la ONU. Los centros de la GHF no son más que un plan mortal que institucionaliza la política de hambre impuesta por las autoridades israelíes en Gaza desde el 2 de marzo, con el asedio total que aplicaron sobre la Franja como parte de su campaña genocida en curso.
El funcionamiento de este plan pretende despojar a las personas de su dignidad. Durante las siete semanas analizadas, los equipos de MSF atendieron a 196 pacientes con heridas tras los caóticos disturbios en los centros de distribución de la GHF. Entre los pacientes se encontraba un niño de cinco años con graves lesiones en la cabeza y una mujer que murió por asfixia, probablemente causada por la aglomeración sofocante de la multitud.

Las personas que logran conseguir raciones de alimentos en los centros a menudo se enfrentan al riesgo de sufrir violentos saqueos y robos de la ayuda por parte de otras personas hambrientas. Los equipos médicos de MSF han tenido que añadir una nueva sigla a su registro de pacientes: BBO (del inglés: beaten by others, golpeado por otros). Se refiere a las personas que resultan heridas en una estampida o que son golpeadas y despojadas de sus provisiones inmediatamente después de recibirlas. Se trata de una deshumanización deliberada.
“El 1 de agosto, el mismo día en que el enviado especial de Estados Unidos para Oriente Medio visitó los puntos de la GHF, Mahmoud Jamal Al-Attar, de 15 años, fue asesinado cerca del centro de distribución de la GHF de Al Shakoush mientras intentaba conseguir comida”, explica Aitor Zabalgogeazkoa, coordinador de emergencias de MSF en Gaza. “Llegó a la clínica de MSF en Al Mawasi tras recibir un disparo en el pecho”, añade.
“Solo atendemos a una pequeña parte del total de personas muertas y heridas en estos lugares. No hay otra forma de describir el asesinato de niños que como intencionado. A pesar de las condenas y de los llamamientos para desmantelarlo, la inacción mundial para detener la GHF es desconcertante”, concluye Zabalgogeazkoa.
Entre el 27 de julio y el 2 de agosto, 186 personas con heridas de bala, metralla o agresiones y apuñalamientos fueron atendidas en las clínicas de MSF en Al Mawasi y Al Atar tras resultar heridas en los lugares donde opera la GHF. Dos de ellas fallecieron. El 3 de agosto, las clínicas de MSF recibieron a tres heridos más, uno de ellos con un disparo en el cuello y dos con disparos en la cabeza.
Guillermo Algar
Ivan M. García