Líbano: más allá de la supervivencia
Niños y adultos se enfrentan a los traumas psicológicos derivados de la guerra y los desplazamientos
Beirut, 22 de octubre de 2024.- Desde el 8 de octubre de 2023, más de 2.500 personas han muerto y más 11.800 han resultado heridas en Líbano, según el Ministerio de Sanidad. Solo en último mes, han perdido la vida más 1.500 personas. La violencia y la destrucción que está presenciando la población pueden tener repercusiones duraderas en el bienestar psicológico y emocional, especialmente de los niños. Innumerables niños en todo el país han tenido que crecer rápidamente bajo las duras realidades de la guerra, como el desarraigo de sus hogares, la interrupción de su escolarización, la separación de sus amigos y la pérdida de acceso a necesidades básicas como la alimentación y el alojamiento.
Testimonios de desplazados en el refugio Azarieh
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“Mi hija sólo tiene 14 años, pero con todas las dificultades que hemos tenido que afrontar, está reaccionando como una adulta a los bombardeos”, dice Ezdihar, una madre desplazada en Líbano. “Ha tenido que madurar rápidamente”.
El 28 de septiembre, Ezdihar cenaba con su familia cuando recibieron la alerta de un ataque inminente de las fuerzas israelíes. Su marido tuvo que ir a cuidar de su madre y Ezdihar abandonó su casa, en los suburbios del sur de Beirut, con sus hijos y, junto a unos vecinos, buscó refugio en el centro de Beirut. Tras pasar una noche en la calle, se trasladaron al refugio Azarieh, un edificio comercial reconvertido que ahora alberga a unos 3.500 desplazados. En la actualidad, Ezdihar y su familia forman parte de los 1,2 millones de desplazados por la guerra entre Hezbolá e Israel, según las autoridades libanesas.
“Los niños conocen el avión como medio de transporte, pero no el concepto de lanzar bombas y hacer daño. No asocian el ruido de un avión con el peligro y no saben que tienen que ponerse a cubierto o serán testigos de la devastación, el polvo, los olores, la contaminación y polvo tóxico”. Dra. Aida Hassouna, médica de MSF en Sidón
También los adultos necesitan apoyo en salud mental. Muchos de los pacientes de MSF dicen sentirse abrumados y traumatizados por la constante amenaza de violencia, y expresan su profunda preocupación por su futuro en un entorno inestable. El duelo por la pérdida de familiares y el dolor de la separación por el desplazamiento agravan aún más su angustia. Otros se preocupan por su salud crónica o por la posibilidad de perder un año escolar. Estas experiencias han tenido un impacto significativo en la salud mental de las personas.
“La gente manifiesta una gran necesidad de servicios de salud mental, sobre todo para poder afrontar las situaciones traumáticas”, afirma Amani Al Mashaqba, responsable de actividades de salud mental de MSF en la gobernación de Becá. “Está afectando a su vida cotidiana, desde alteraciones del sueño hasta pérdida de apetito”.
Los equipos de MSF responden proporcionando atención primaria y de salud mental a los desplazados, incluidos primeros auxilios psicológicos y psicoeducación a través de unidades médicas móviles en todo el país. Sin embargo, no siempre es fácil conseguir que la gente reconozca sus dificultades y exprese su vulnerabilidad. Los equipos de salud mental de MSF han observado que convencerles de que está bien experimentar emociones ha sido a veces un reto, sobre todo para los chicos jóvenes, a los que se suele enseñar a reprimir sus sentimientos.
Línea de ayuda telefónica
Para ampliar aún más este apoyo, MSF también ha puesto en marcha una línea de ayuda telefónica a través de la cual las personas pueden recibir asistencia a distancia de psicólogos clínicos que ayudan a gestionar los síntomas relacionados con el trauma, como la ansiedad y el duelo.
La línea de ayuda telefónica permite llegar a personas que no pueden acceder a los servicios en persona, especialmente en el sur del Líbano, donde los intensos bombardeos y las restricciones de movilidad dificultan los desplazamientos. Esta accesibilidad es crucial ya que muchas personas se desplazan y se enfrentan a barreras para acceder a la atención, como el elevado coste del transporte y el estigma cultural que rodea a la salud mental. En total, la línea de ayuda telefónica ha recibido casi 300 llamadas sobre salud mental, la mayoría en las dos últimas semanas.
Muchos de las personas que llaman a la línea de ayuda son padres que se enfrentan a dificultades para intentar ayudar a sus hijos a sobrellevar la guerra y, a menudo, notan cambios en su comportamiento. Los padres se esfuerzan por explicar a sus hijos los aterradores sonidos de las bombas y los disparos, y a veces recurren a explicaciones engañosas para tranquilizarlos, como decir que son como los “disparos alegres” que se hacen para celebrar una boda. Los psicólogos de MSF equipan a los padres con estrategias para comunicarse honestamente y crear espacios seguros para que sus hijos expresen sus sentimientos.
“Aunque hay que ser realistas con la situación, también hay que normalizar sus sentimientos”, explica Al Mashaqba. “Es importante que los padres escuchen a sus hijos y entiendan cómo les afectan los sonidos. Pueden animar a los niños a compartir sus sentimientos dibujando o hablando”.
“Muchos de los niños que acuden a nuestra clínica están en estado de shock. Por mi formación médica, sé que estos niños arrastrarán este trauma en el futuro. Tendrá un impacto, porque han visto cómo se destruían sus hogares, sus parientes y familiares asesinados delante de sus ojos”. Dra. Aida Hassouna, médica de MSF en Sidón
Los equipos móviles de MSF también han facilitado sesiones grupales de primeros auxilios psicológicos a casi 5.000 personas hasta el 21 de octubre, y más de 450 personas se han beneficiado de sesiones individuales de salud mental. También se proporcionan primeros auxilios psicológicos, que incluyen escucha activa y técnicas para aliviar el estrés, lo que permite a los pacientes expresar sus sentimientos y preocupaciones. Junto con la atención médica y de salud mental crítica, los equipos también distribuyen artículos de primera necesidad, como colchones y kits de higiene, a las personas desplazadas.
Un país en crisis
Esta guerra se produce tras una prolongada crisis económica que ha dejado a más del 80% de la población libanesa viviendo por debajo del umbral de pobreza y necesitada de ayuda urgente. El sector sanitario se enfrenta a graves problemas: los servicios públicos se deterioran cada vez más y la sanidad privada es cada vez más inasequible.
“Uno de mis psicólogos me contó que cuando una mujer se enteró de que nuestros servicios son gratuitos, se echó a llorar”, señaló Al Mashaqba. “La gente no está acostumbrada a tener acceso a este tipo de recursos sin la carga económica”.
Además, Líbano acoge a un importante número de refugiados, entre ellos 1,5 millones de sirios y más de 200.000 palestinos, muchos de los cuales se han enfrentado a repetidos desplazamientos. “Algunos me han dicho que preferirían morir antes que experimentar de nuevo el trauma de ser refugiados”, afirma Al Mashaqba.