Las heridas (visibles e invisibles) a bordo del Ocean Viking
Testimonios de dos médicos del Médicos Sin Fronteras a bordo del barco de búsqueda y rescate
El Ocean Viking navega en aguas internacionales al noroeste de Malta sin entrar en las aguas territoriales maltesas ni italianas. A bordo lleva 356 personas rescatadas en cuatro rescates realizados entre el 9 y el 12 de agosto. Los rescatados proceden de Eritrea, Etiopía, Guinea, Chad, Gambia, Costa de Marfil, Libia, Mali, Nigeria, Sudán y Sudán del Sur. Casi una tercera parte (103) son menores de edad y de estos, 92 son menores no acompañados.
Posición del Ocean Viking en tiempo real
El 13 de agosto, Médicos Sin Fronteras (MSF) y SOS Mediterranée solicitaron formalmente que las autoridades marítimas maltesas e italianas asumieran la coordinación y den apoyo para encontrar un lugar seguro, ya que son los centros de coordinación más cercanos que pueden asistir al buque. Malta ha respondido negativamente argumentando que el rescate se produjo en aguas que no son de su competencia e Italia no ha contestado.
Os enviamos los testimonios de dos médicos de MSF a bordo del Ocean Viking en los que narran las condiciones físicas y mentales de las personas rescatadas.
Luca Pigozzi, médico de Médicos Sin Fronteras a bordo del Ocean Viking.
“Han pasado más de diez días del primer rescate de Ocean Viking y somos conscientes de que pueden pasar días hasta que podamos desembarcar. Aunque de alguna manera el momento del rescate queda lejos, parece que fue ayer cuando vi a las personas rescatadas subir al Ocean Viking completamente exhausta.
Antes de ser rescatados, pasaron mucho tiempo en el mar en botes muy precarios, sin dormir, sin agua ni comida. Llegaron deshidratados, débiles, sufriendo mareos, hipotermia y quemaduras causadas por el combustible o el sol. Tras las primeras 24 horas, comenzaron a recuperarse de estos síntomas iniciales.
Hoy nuestro trabajo en la clínica de a bordo se enfoca en infecciones cutáneas y respiratorias, las más comunes entre los rescatados. Pero también estamos tratando a heridos de guerra, ciudadanos libios que presentan lesiones a nivel subcutáneo causadas por la metralla de granadas, o adultos con afecciones crónicas como diabetes. Estamos tratando de mantenerles estables. Hasta ahora hemos realizado 130 consultas médicas y 63 atenciones por heridas.
"Hacemos todo lo que podemos pero somos plenamente conscientes de que algunos pacientes recibirían un mejor tratamiento en tierra".
En estos momentos, la emergencia a bordo más importante es la psicológica. Estas personas han sufrido y están sufriendo un gran trauma. Muchos han sido víctimas de tortura y de violencia sexual en Libia. Hoy, mientras esperan un lugar seguro en el que desembarcar se consumen en un espacio limitado en medio del mar en el que sus condición solo puede empeorar.
Esta es la situación a bordo del Ocean Viking. Todavía no tenemos un lugar seguro al que llevarles, pero continuaremos brindando a nuestros pacientes toda la atención que podamos”.
Luca, médico, 32 años, italiano. Especializado en medicina de urgencias. Esta misión será su tercera con MSF y la primera en barco de búsqueda y rescate en el Mediterráneo central. Como médico, supervisa las actividades médicas a bordo del Ocean Viking.
Stefanie, responsable del equipo médico de Médicos Sin Fronteras a bordo de Ocean Viking.
“Tras cada uno de los cuatro rescates, el equipo médico de Médicos Sin Fronteras (MSF) realizó una evaluación médica primaria, examinando las necesidades de las personas rescatadas. Además de evaluar cicatrices físicas, heridas y otros problemas que requieren atención médica inmediata, identificamos a aquellos que necesitan también apoyo psicológico.
Cuando las personas rescatadas subían a bordo del Ocean Viking llegaban completamente exhaustas. Han pasado muchas horas en el mar, sin dormir, sin agua y sin comida. Tras subir a bordo, los pacientes suelen presentar deshidratación, debilidad física general, mareos, hipotermia, hipertermia y quemaduras, fundamentalmente causadas por el combustible o el sol. También hemos visto lesiones sufridas durante la travesía.
Después de las primeras 24 horas, muchos comienzan a recuperarse de los primeros síntomas. Sin embargo, en los días posteriores, continúan viniendo a recibir atención con problemas leves como dolores y molestias corporales, náuseas, dolor abdominal o sensación de debilidad. Estos síntomas pueden ser psicosomáticos, es decir, que el cuerpo está respondiendo físicamente a un trauma psicológico que la mente está luchando por afrontar.
“Cualquier retraso en permitirles desembarcar los expondrá, de nuevo, a la incertidumbre y la ansiedad: los hará sentir que no valen nada y que no son bienvenidos”.
Es habitual que detectemos, durante las primeras consultas que llevamos a cabo para identificar dolencias físicas, heridas o cicatrices, a personas que sufren un profundo estrés. Vemos que se pierden entre sus pensamientos y se quedan mirando al vacío. Desarrollan reacciones que uno no son habituales en otros pacientes. Es el caso de reacciones relacionadas con una sensibilidad mayor o menor al dolor o incluso que surgen frente al mero contacto físico en las exploraciones médicas, así como reacciones inusuales a ciertos medicamentos.
El trauma que experimentan las personas rescatadas no suele estar asociado a un solo hecho. A veces es el resultado de una acumulación de situaciones a las que han estado expuestos desde que eran niños. Muchos nos dicen que crecieron en zonas afectadas por violencia y conflictos y tuvieron que huir con sus familias. Los hay que han perdido a sus familiares e han hecho este peligroso viaje por el desierto y por Libia sin compañía alguna.
La mayoría de los menores que tenemos a bordo (en total, 103) nunca han experimentado la sensación de vivir en un lugar seguro, en un ambiente estable, o de disfrutar de un espacio seguro para jugar. Lo que sí conocen bien es cómo se siente uno estando siempre alerta, rodeado de ansiedad e incertidumbre y en constante movimiento. En las conversaciones que mantenemos con ellos, vemos que esta forma de vida se ha vuelto “normal”.
Ahora tenemos 356 personas a bordo, y es importante que pasemos tiempo con cada una de ellas. Algunos no han estado en contacto con sus familiares y amigos desde hace mucho tiempo. La consulta médica a bordo del barco de rescate podría ser la primera vez que son escuchadas o tratadas con respeto en mucho tiempo.
Algunos vienen a nuestra clínica y lloran porque no están acostumbrados a recibir atención. Algunos sienten que no la merecen. En la clínica, tenemos un espacio específico donde las personas rescatadas pueden compartir estos momentos. Sentimos admiración por su coraje y nos sentimos afortunados por poder escucharles.
En nuestra clínica a bordo del Ocean Viking, tratamos heridas y problemas físicos y hacemos todo lo posible por brindar al menos, primeros auxilios psicológicos. Sin embargo, lo que necesitan de verdad es un apoyo psicológico más amplio y completo que el que podemos proporcionar a bordo del barco.
Después de todas sus experiencias de inseguridad y el traumático viaje desde su país de origen a través de Libia hasta subirse un bote de goma, cualquier retraso en permitirles desembarcar en un puerto seguro los expondrá, de nuevo, a la incertidumbre y la ansiedad: los hará sentir que no valen nada y que no son bienvenidos”.
Stefanie, 31 años, alemana, médico. Responsable del equipo médico. Es la segunda misión de búsqueda y rescate en la que participa tras navegar en el Aquarius en 2018. En total, lleva ocho misiones: ha trabajado de comadrona en República Democrática del Congo, República Centroafricana, Afganistán y Sudán del Sur. Tiene una amplia experiencia trabajando con supervivientes de violencia sexual, y se dedica a formar a otros compañeros de MSF sobre cómo identificar y tratar mejor a estos pacientes.
Todos los detalles de los rescates y de los movimientos del barco están disponibles en el cuaderno de bitácora online del Ocean Viking.
Guillermo Algar