La COVID-19 amenaza con revertir los avances en la lucha contra las enfermedades tropicales desatendidas que afectan a más de mil millones de personas
MSF pide una mayor respuesta mundial a estas patologías con motivo del Día Mundial de las Enfermedades Tropicales Desatendidas
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Ginebra/Barcelona, 29 de enero de 2021.- Más de mil millones de personas afectadas, sanitaria, social y económicamente, en todo el mundo y cientos de miles de muertes cada año: este es el impacto de las 20 dolencias que la Organización Mundial de la Salud (OMS) califica como enfermedades tropicales desatendidas o ETD. Son enfermedades que afectan casi exclusivamente a personas que viven en la extrema pobreza y, por lo tanto, no son consideradas un buen mercado para invertir en investigación y desarrollo de medicamentos. Así lo denuncia el nuevo informe de Médicos Sin Fronteras (MSF), Superando el olvido, publicado con motivo del Día Mundial de las Enfermedades Tropicales Desatendidas que se conmemora mañana 30 de enero, para exigir una mejor respuesta mundial a estas enfermedades y prevenir futuras muertes y discapacidades.
- Declaraciones en vídeo de Carolina Nanclares, especialista en Medicina Tropical de MSF.
- Vídeos de ETD: kala azar o leishmaniasis, mordeduras de serpientes, noma y Chagas.
- Selección de fotografías de ETD: kala azar o leishmaniasis visceral, leishmaniasis cutánea, mordeduras de serpientes, noma y Chagas.
Informe en inglés: Overcoming neglect
PDF 5.5 MB
“Las ETD afectan casi exclusivamente a personas que viven en la pobreza extrema. Como resultado, no hay vacunas, las herramientas de diagnóstico son limitadas y los tratamientos están lejos de ser óptimos y, a menudo, no están disponibles o no son asequibles para los pacientes de muchas de estas enfermedades mortales y debilitantes”, afirma el Dr. Christos Christou, presidente internacional de MSF.
A pesar de los grandes avances en la lucha contra las ETD, algunas de las enfermedades más mortales siguen estando lejos de ser eliminadas o incluso controladas, y se continúan cobrando cientos de miles de vidas cada año.
"Para algunas de estas enfermedades, los tratamientos son complicados, requieren hospitalizaciones muy largas y además con efectos secundarios que pueden ser muy graves", afirma Carolina Nanclares, especialista en Medicina Tropical de MSF. "Por eso es importante seguir con la investigación y desarrollo para encontrar nuevas herramientas diagnósticas y terapéuticas para estos pacientes".
El lanzamiento de una nueva hoja de ruta de ETD (2021-2030) por parte de la OMS presenta una oportunidad para apoyar el desarrollo de tratamientos, vacunas y herramientas de diagnóstico para estas enfermedades. Entre sus ambiciosos objetivos se incluye eliminar al menos una ETD en 100 países y reducir en un 90% el número de personas que requieren intervenciones médicas para 2030.
Sin embargo, la nueva hoja de ruta llega en un momento en que la pandemia de COVID-19 amenaza el progreso hacia el control y la eliminación de las ETD. Los programas de ETD se han interrumpido, los débiles sistemas de salud están sometidos a una tensión aún mayor y existen indicios alarmantes de que los recursos para las ETD se desviarán y los fondos se reducirán. Existe un riesgo real de que las ETD caigan en un mayor olvido, se reviertan los importantes logros de los últimos años y se pierdan aún más vidas a causa de las ETD.
“A pesar de los desafíos, podemos superar el olvido”, afirma Christou. “Con compromisos, fondos y mejores herramientas para encontrar, diagnosticar y tratar pacientes; podemos convertir las ETD en enfermedades del pasado”.
MSF trata a pacientes con enfermedades tropicales desatendidas desde hace más de 30 años, enfocándose en las dolencias más mortales y olvidadas de este grupo. Este trabajo incluye el tratamiento de pacientes, la investigación operacional, el apoyo para identificar nuevos tratamientos y diagnósticos y un papel activo en la reducción de la incidencia de ETD. Durante este tiempo, la organización ha tratado a cientos de miles de enfermos que de otro modo no hubieran sobrevivido.
Muchos tenían infecciones parasitarias potencialmente mortales como kala azar (leishmaniasis visceral o LV), enfermedad de Chagas (tripanosomiasis americana) o enfermedad del sueño (tripanosomiasis africana humana). Algunos se vieron afectados por noma, una enfermedad bacteriana mortal tan desatendida que aún no se reconoce como una ETD. Otros fueron víctimas de envenenamiento por mordedura de serpiente, la condición médica resultante de una mordedura de serpiente, que causa más muerte y discapacidad que cualquier otra ETD: 100.000 fallecimientos al año.

Mordeduras de serpientes. Cada año, más de cinco millones de personas son mordidas por serpientes. Si bien existen tratamientos efectivos, el veneno de las mordeduras de serpientes mata a más de 100.000 personas en todo el mundo cada año, más que cualquier otra ETD. La mordedura de serpiente puede provocar discapacidad permanente como, por ejemplo, ceguera o amputaciones, y conducir al desarrollo de trastornos psicológicos importantes, que van desde pesadillas al trastorno de estrés postraumático. Los tratamientos clínicos adecuados pueden salvar vida del paciente, pero la mayoría de las personas no acceden al tratamiento a tiempo. Para muchos, los antídotos no están disponibles o no son accesibles.

Noma. Es una enfermedad bacteriana tan desatendida que ni siquiera está califica como ETD aún. En 1998, la OMS estimó que se daban 140.000 nuevos casos cada año en todo el mundo y que 770.000 pacientes vivían con secuelas. Son necesarios estudios más sólidos y actuales. Es una infección de la cavidad bucal que progresa rápidamente que destruye huesos y tejidos. Afecta principalmente a niños que viven en la pobreza y sin tratamiento, hasta el 90% de los bebés con noma mueren dentro de las dos primeras semanas de vida. Quienes sobreviven deben vivir con severas malformaciones faciales que les dificultan comer, hablar, ver o respirar, sin olvidar el estigma, la discriminación y la exclusión social que se derivan de tener el rostro desfigurado.
Leishmaniasis cutánea y visceral (Kala azar). Es una enfermedad tropical mortal presente en casi 100 países con más de un millón de casos al año. La mayoría de los pacientes pertenecen a poblaciones muy pobres y desfavorecidas, que a menudo viven en situaciones de conflicto. Sin tratamiento, la leishmaniasis conduce a la muerte (en caso de la leishmaniasis visceral) o enfermedades de la piel (en el caso de la leishmaniasis cutánea). Ambas son tratables si se cogen a tiempo. En el caso del Kala azar, está casi erradicada en el sur de Asia, sin embargo, en África oriental está fuera de control. Para la mayoría de los pacientes es difícil acceder al tratamiento. MSF pide pruebas rápidas más eficaces y ciclos de tratamiento más cortos por vía oral.

Chagas (tripanosomiasis americana). Según estimaciones de la OMS, de seis a siete millones de personas están infectadas con la enfermedad de Chagas y más de 70 millones de personas corren riesgo de infección. Es la enfermedad parasitaria más común en América del Sur y Centroamérica, y la principal causa de insuficiencia cardíaca y muerte en países donde es endémica. Afecta principalmente a personas con acceso limitado al tratamiento. En el 99% de los pacientes infectados, la enfermedad no se diagnostica (con solo se notifican 38.500 nuevos casos cada año) por lo que la detección es fundamental. Por cada 1.000 personas infectadas con Chagas, solo 2 reciben el tratamiento que necesitan. Con un diagnóstico y tratamiento oportunos, se puede curar, pero los síntomas a menudo no se manifiestan durante muchos años y la enfermedad solo se diagnostica cuando es incurable. MSF aboga por tratamientos orales breves, seguros y eficaces para las infecciones en las etapas inicial y avanzada.

Enfermedad del sueño (tripanosomiasis humana africana). Ha sido una de las ETD más desatendidas del mundo. A finales del siglo XIX y principios del XX, fue una de las principales causas de muerte en lo que entonces era el Congo Belga con grandes epidemias que devastaron vastas áreas del continente. Solo en 1901 se calcula que murieron medio millón de personas en la cuenca del río Congo a causa de la enfermedad. Hoy, después de varias intervenciones de gran éxito y de avances en su tratamiento, la enfermedad del sueño va por buen camino para la eliminación mundial, con menos de 1.000 casos reportados en 2019.

Silvia Fernández
Fernando Calero