Kenia: se necesitan soluciones urgentes ante el inminente cierre de los campos de refugiados

La asistencia humanitaria en Dadaab es cada vez menor y los refugiados somalíes tienen muy pocas opciones para llevar una vida segura y digna

Ginebra/Nairobi, 14 de diciembre de 2021.- A poco más de seis meses de la fecha límite anunciada para cerrar los campos de refugiados en Kenia, aumenta la urgencia para encontrar soluciones sostenibles para las personas refugiadas en los campos de Dadaab, que corren el riesgo de verse privadas de la poca asistencia que reciben actualmente.

“El cierre planificado de los campos en junio de 2022 debería ser una oportunidad para acelerar el proceso de encontrar soluciones duraderas para las personas refugiadas”, asevera Dana Krause, coordinadora general de MSF en Kenia. “En la actualidad, la mayoría de somalíes refugiados en Dadaab –muchos de los cuales han estado atrapados en los campos durante tres décadas– se enfrentan a una asistencia humanitaria cada vez menor y opciones limitadas de llevar una vida segura y digna”.

En un nuevo informe realizado por MSF, la organización apela a Kenia y a sus socios internacionales a cumplir los compromisos asumidos en el Pacto Mundial sobre Refugiados en 2018, permitiendo que las personas refugiadas somalíes se integren en la sociedad de Kenia o sean reasentadas en el extranjero.

Resumen ejecutivo: "En busca de dignidad. Los refugiados en Kenia enfrentan un difícil dilema". En inglés

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Informe completo: "En busca de dignidad. Los refugiados en Kenia enfrentan un difícil dilema". En inglés

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El informe hace hincapié en que el número de personas refugiadas que regresan voluntariamente de Kenia a Somalia ha disminuido drásticamente en los últimos tres años –de más de 7.500 en 2018 a menos de 200 en 2020–, de acuerdo con el ACNUR, y coincidiendo con el aumento de la violencia, el desplazamiento y la sequía en Somalia. Mientras tanto, las ofertas de reasentamiento de los países desarrollados se han agotado en gran medida, dejando a los refugiados con pocas opciones más que quedarse en Kenia, donde tienen derechos limitados. En la actualidad, a las personas refugiadas en Dadaab se les prohíbe trabajar, viajar o estudiar fuera de los campos.

La reciente promulgación de la ley de refugiados en Kenia podría brindar la oportunidad de una mayor integración a las personas refugiadas dentro de Kenia, pero esto depende de que se implemente de manera amplia para incluir a todos los refugiados, incluyendo a los somalíes.

Lo que más tememos es que cerrar los campos sin ofrecer una solución a las personas refugiadas podría resultar en un desastre humanitario
Joroen Matthys, coordinador de proyecto de MSF en Dagahaley

Kenia tiene ahora una elección simple: dejar que los refugiados caigan aún más en la precariedad o defender sus derechos ofreciéndoles la oportunidad de estudiar, trabajar y moverse libremente,” dice Krause. “Los países donantes deben compartir esta responsabilidad aumentando la asistencia para el desarrollo a Kenia, garantizando que las personas refugiadas tengan acceso a los servicios públicos”.

El plan de cierre de los campos ya ha hecho que la asistencia humanitaria se desplome, y el Programa Mundial de Alimentos advirtió el pasado septiembre que podría verse obligado a dejar de distribuir raciones de alimentos por completo a finales de este año si no llega más financiación.

Lo que más tememos es que cerrar los campos sin ofrecer una solución a las personas refugiadas podría resultar en un desastre humanitario”, afirma Joroen Matthys, coordinador de proyecto de MSF en Dagahaley, uno de los tres campos que componen Dadaab. “Es vital que las personas refugiadas tengan acceso interrumpido a la asistencia humanitaria durante todo el proceso de cierre del campo y hasta que tengan la certeza sobre su futuro y puedan volverse autosuficientes”.

“Incluso cuando los países ricos han incumplido los derechos de los refugiados, Kenia ha mostrado su generosidad al acoger a cientos de miles de personas refugiadas durante años,” dice Krause. “Este año se conmemora el 70 aniversario de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados. Kenia debería aprovechar esta oportunidad para cambiar de rumbo y encontrar soluciones duraderas que pongan en el centro los intereses de las personas refugiadas”.


Las primeras actividades de MSF en Dadaab se remontan a 1991. La organización ha proporcionado atención médica a los refugiados durante la mayor parte de la existencia de los campos. Los programas actuales están centrados en el campo de Dagahaley, donde MSF da atención médica primaria y secundaria a través de dos puestos de salud y un hospital de 100 camas a las personas refugiadas y las comunidades de acogida.

Los servicios médicos incluyen atención sexual y reproductiva, incluyendo cirugías obstétricas, asistencia médica y psicológica a supervivientes de violencia sexual y de género, salud mental, atención domiciliaria de insulina y cuidados paliativos.

En los últimos 10 años, MSF también ha respondido a más de una docena de emergencias en la región noreste de Kenia incluyendo dos brotes de cólera en los campos. Inmediatamente después del brote de COVID-19, en el campo de Dagahaley, se instaló una unidad de aislamiento y se adaptaron las medidas necesarias para garantizar un control adecuado de las infecciones en las instalaciones de salud existentes en el campo. MSF también apoyó a las autoridades de los condados de Garissa y Wajir con cursos de formación para profesionales sanitarios y reforzando las medidas de prevención de infecciones en dos hospitales.

En 2020, MSF asistió casi 3.000 partos y realizó una media de 12.500 consultas ambulatorias y alrededor de 720 admisiones al mes en Dagahaley.

 

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