Decenas de miles de personas buscan refugio ante la intensificación de la violencia en el norte de Mozambique
Médicos Sin Fronteras refuerza su respuesta en campos de desplazados de la provincia de Cabo Delgado y urge proteger a la población civil y los trabajadores humanitarios
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Mueda, Mozambique, 11 de noviembre de 2025. – A raíz de las repetidas incursiones violentas y ataques de un grupo armado no estatal en múltiples zonas de las provincias de Cabo Delgado y Nampula, en el norte de Mozambique, más de 92.000 personas se han visto obligadas a huir de sus hogares desde finales de septiembre[i]. De todas ellas, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) calcula que unas 23.000 han llegado a la ciudad y al distrito de Mueda, donde Médicos Sin Fronteras (MSF) ha tenido que reforzar sus actividades en varios de los campamentos que acogen a las personas desplazadas.
“Muchos de los que ahora llegan allí se han visto obligados a huir de sus hogares varias veces durante los ocho años de conflicto en Cabo Delgado, donde cientos de miles de personas siguen desplazadas. Algunas de ellas habían vivido anteriormente en estos mismos campamentos a los que ahora se han visto obligadas a regresar”, afirma Pedro Basílio, supervisor de actividades de MSF en los campos de desplazados.
La mayoría de las personas que han buscado refugio en Mueda huyen de la localidad costera de Mocímboa da Praia y alrededores, donde en septiembre hombres armados asesinaron brutalmente a varias personas y robaron con violencia en los barrios cercanos al centro urbano. Sin embargo, los ataques en el norte de Mozambique, consistentes generalmente en acciones rápidas perpetradas por grupos pequeños, han afectado en los últimos meses a casi todos los distritos de Cabo Delgado y se han extendido a las provincias vecinas de Nampula y Niassa. Ocurren, además, con una frecuencia que no se veía desde hace años. “Ante los rumores de ataques inminentes son muchos los que deciden huir, porque ya no se sienten protegidos ni seguros en sus comunidades”, añade Basilio.
“No teníamos dinero, así que vinimos aquí a pie. Tardamos unos tres días. Esta es la segunda vez que venimos a buscar refugio en Mueda”, relata Saidia Albino, quien se ha establecido en el campo de desplazados Eduardo Mondlane con su esposa y sus tres hijos tras caminar casi 100 kilómetros. “La primera vez nos fuimos porque los combates se intensificaban en Mocímboa da Praia (en 2022), y ahora la guerra ha comenzado de nuevo. Todos se marchaban; no había razón para quedarse allí. Si logro encontrar trabajo, creo que por el momento es mejor intentar construir una vida aquí”.
Las condiciones de vida en los campos de acogida se están deteriorando debido al limitado acceso a agua potable y saneamiento. Se prevé además que la situación empeore con la inminente llegada de la temporada de lluvias y el mayor riesgo de enfermedades transmitidas por el agua. "Aunque no estamos viendo muchas emergencias médicas agudas en este momento, las necesidades sanitarias persisten. El sistema de salud local no puede hacer frente a la continua llegada de personas en busca de seguridad, lo que ejerce presión sobre unos recursos que ya de por sí son muy limitados", asegura Basílio.
En Mueda, los equipos de MSF han reforzado actividades en tres campamentos para personas desplazadas (Eduardo Mondlane, Nandimba y Lianda), donde gestionan un proyecto médico desde 2021. También están llevando a cabo actividades en Nanili y Cooperativa, comunidades cercanas a la frontera entre los distritos de Mueda y Mocímboa da Praia, para abordar el aumento de las necesidades humanitarias tras las recientes llegadas. En una evaluación de casi 500 familias de la comunidad de Nanili observaron que 56 personas habían visto interrumpido su tratamiento de VIH y diez el de tuberculosis. Los promotores de salud y los trabajadores de salud comunitarios de MSF están sensibilizando a las personas sobre la higiene y prevención de enfermedades, y garantizando que el sistema de derivación para atención médica siga funcionando.
Entre el 3 y el 28 de octubre, los trabajadores de la organización visitaron a 9.225 personas en los tres campamentos de Mueda y derivaron a 432 personas que necesitaban atención médica al Hospital del Distrito de Mueda o al centro de salud más cercano. También llevaron a cabo más de 968 sesiones de sensibilización grupal, a las que asistieron unas 11.550 personas.
En respuesta al impacto psicológico del desplazamiento repetido y la inseguridad prolongada, MSF también realiza actividades de salud mental y apoyo psicosocial, que complementan las intervenciones comunitarias en curso. La ansiedad, los síntomas psicosomáticos y postraumáticos son los trastornos más frecuentes. Hasta el momento, los equipos de MSF han realizado 148 sesiones grupales de salud mental con más de 1.358 participantes.
“Nos preocupa profundamente la escalada de violencia y su impacto directo en todos los aspectos de la vida de las personas. Continuamente la gente ve limitado o directamente cortado su acceso a servicios de salud. Desde MSF hacemos un llamamiento a todos los actores armados para que garanticen activamente la protección de los civiles, los trabajadores humanitarios y las instalaciones médicas frente a la violencia actual”, afirma Sebastián Traficante, coordinador de Médicos Sin Fronteras en Mozambique.
Nota para los editores: A finales de septiembre, MSF se vio obligada a suspender temporalmente sus actividades en la ciudad de Mocímboa da Praia debido a la inseguridad. Además de en Mueda, los equipos de MSF continúan ejecutando proyectos médicos en Palma y Macomia, que no se han visto exentas de esta ola de violencia.
Fernando Calero