Cisjordania: a la sombra de la guerra en Gaza

La violencia, el acoso y las restricciones por parte de las fuerzas israelíes y los colonos se han recrudecido desde el 7 de octubre en Cisjordania ​

Masafer Yatta, sur de Hebrón. ​ © Candida Lobes
Masafer Yatta, sur de Hebrón. ​ © Candida Lobes

Jerusalén/Barcelona, 17 de mayo de 2024.- La actual guerra en Gaza ha exacerbado la violencia y las restricciones impuestas por las autoridades israelíes a los palestinos que viven en Cisjordania. Las personas con necesidades médicas urgentes tienen dificultades para llegar a los hospitales, ya que las ambulancias a menudo sufren retrasos o son detenidas en los puestos de control. Los pacientes retrasan la búsqueda de tratamiento, lo que aumenta el riesgo de complicaciones, sobre todo para personas con enfermedades crónicas y mujeres embarazadas.

Caminamos durante horas para llegar a los centros sanitarios. A veces utilizamos los burros para trasladar a los enfermos al hospital o a la clínica”, dice Mahmud Mousa Abu Eram, un palestino de Hebrón, en Cisjordania, y continúa: “En esta zona no hay transporte desde hace mucho tiempo, e incluso si hay un coche para llevarnos a alguna clínica, el ejército israelí confisca los coches”.

La historia de Hebrón, como la de Cisjordania en general está marcada por una brutal violencia, que se ha intensificado con el estallido de la guerra en Gaza. Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA), en los meses posteriores a octubre de 2023 han muerto 479 palestinos, entre ellos 116 niños, de los cuales 462 fueron asesinados por las fuerzas israelíes, 10 por colonos y 8 en los que se desconoce si los autores fueron colonos o soldados. Un tercio de estos palestinos murieron en campos de refugiados de las ciudades de Tulkarem y Yenín o sus alrededores.

Cisjordania, una franja de tierra situada entre Israel y Jordania, es un territorio palestino ocupado. En la zona viven más de 2,9 millones de palestinos repartidos en 11 distritos, y entre la población de Cisjordania y la cercana Jerusalén Este hay unos 630.000 colonos israelíes según la ONU.

Se calcula que alrededor del 61% de Cisjordania está vedado a los palestinos. Los puestos de control, los bloqueos de carreteras y las incursiones del ejército y los colonos israelíes han aislado durante mucho tiempo a pueblos y aldeas e impedido a los palestinos acceder a servicios básicos como la sanidad y los mercados de alimentos. Esto, a su vez, ha provocado que los residentes se queden sin agua, combustible y otros suministros, y ha impedido a los palestinos llegar a sus escuelas, trabajo, familia y amigos. ​

En el distrito de Masafer Yatta, en Hebrón, para los palestinos los frecuentes bloqueos de carreteras, las incursiones militares y los ataques de los colonos dificultan cada vez más el acceso a los centros sanitarios. Y para empeorar las cosas, ninguna organización local puede prestar servicios sanitarios básicos debido a la falta de fondos, las restricciones impuestas por el ejército israelí y las deficientes infraestructuras viarias que limitan el acceso a la ciudad.

Mientras tanto, la gravedad de la violencia en Masafer Yatta ha hecho que muchos palestinos sientan demasiado miedo como para salir de sus casas. “La mayor parte del tiempo está prohibido asomarse a la ventana. Un día que estaba en la ventana, un colono me vio y se quejó a los soldados”, afirma un paciente de MSF que desea permanecer en el anonimato. “Los soldados asaltaron mi casa y destruyeron todo lo que había en ella”.

Incluso cuando la población de Cisjordania puede acceder a los centros sanitarios, su seguridad y la del personal sanitario no está garantizada. Según la Organización Mundial de la Salud, desde octubre de 2023, las autoridades israelíes fueron responsables de más de 447 ataques contra la asistencia sanitaria en Cisjordania. ​

Incursiones terrestres y violencia por parte de los colonos

En los distritos de Yenín y Tulkarem, en el norte de Cisjordania, las fuerzas israelíes llevan a cabo incursiones terrestres periódicas acompañadas de ataques aéreos y con drones, con consecuencias mortales. Junto con las incursiones militares, la violencia de los colonos en el norte de Cisjordania es uno de los principales obstáculos a los que se enfrentan los palestinos en su vida cotidiana.

Los palestinos que viven en los campos de refugiados de Tulkarem y Yenín se ven atrapados e impedidos de acceder a los centros sanitarios, especialmente durante las incursiones militares. Las personas con heridas mortales esperan para llegar a los hospitales y, en muchos casos, mueren antes de llegar. En ambos lugares, los equipos de MSF refuerzan la atención de emergencia y apoyan a los paramédicos voluntarios con donaciones y formación.

El 21 de abril, en los campos de Tulkarem y Nur Shams, un paramédico voluntario recibió un disparo en la pierna mientras estaba de servicio. Debido a las hostilidades, tardó siete horas en llegar al hospital. En otro incidente, un miembro del personal de MSF hizo reanimación cardiopulmonar a un adolescente de 16 años tras recibir un disparo en la cabeza, pero no pudo salvarlo.

“Su padre, también paramédico formado por MSF, se enteró de la noticia del asesinato de su hijo mientras trabajaba en la ambulancia”, explica Itta Helland-Hansen, coordinadora de proyectos de MSF en Yenín.

El escaso personal médico que aún puede realizar su trabajo se ve empujado a sus límites profesionales. “La mayoría de las veces, las ambulancias están bloqueadas en los puestos de control. Incluso en casos de emergencia médica y cuando tenemos la sirena encendida”, dice un médico del campo de refugiados de al Arrub, en el sur de Cisjordania, entre Hebrón y Belén.

El tiempo que nos paran no depende de la urgencia médica, sino del humor de los soldados. Nos hacen esperar una o dos horas... O nos hacen tomar otro camino. Si el paciente tiene una herida de bala del ejército israelí, pueden detenerlo e incluso confiscar la ambulancia. No sabemos qué ocurrirá entonces con el paciente, si lo llevan a un hospital o a una prisión y si recibe atención médica en la prisión”, continúa el médico.

La alternativa para evitar las largas esperas y el acoso en los controles es no recibir ninguna atención médica.

Antes del 7 de octubre, la situación era algo más liviana, utilizaba rutas alternativas para llegar a donde necesitaba ir y mi terapeuta de salud mental se ponía en contacto conmigo para asegurarse de que continuaba con mis sesiones”, cuenta un paciente de salud mental de MSF de Nablus, en el norte de Cisjordania. “Venir aquí a la sesión me reconforta. No me siento en peligro cuando estoy aquí”, concluye. ​


MSF en Cisjordania

Los equipos de MSF están presentes en Cisjordania desde 1989. Los equipos de Masafer Yatta gestionaron tres clínicas móviles en Um Qussa, Al Majaz y Jinba hasta finales de 2023. Las clínicas incluyen consultas externas, salud reproductiva, apoyo a la salud mental y evaluación del estado nutricional. En 2024, MSF aumentó el número de clínicas móviles en el distrito de Hebrón a 13 clínicas móviles para cubrir las crecientes necesidades de la comunidad. Entre enero y marzo de 2024, la organización realizó más de 6.000 consultas externas y unas 1.400 sesiones individuales de salud mental, incluyendo la evaluación de nuevos pacientes y consultas de seguimiento, en los distintos emplazamientos.

En Hebrón, los equipos de MSF han adaptado y ampliado sus actividades para garantizar la atención continuada y el acceso a los servicios de atención primaria a los pacientes más vulnerables y aislados. En Yenín y Tulkarem, los equipos de MSF están apoyando y formando a personal médico y paramédico para prestar primeros auxilios y servicios de salvamento dentro y fuera del hospital en caso de incidentes con víctimas masivas y de obstrucción del acceso a las instalaciones.

Los equipos de MSF también prestan apoyo en salud mental en las clínicas de Nablus y Hebrón, con el objetivo de subsanar las graves deficiencias en la prestación de servicios de salud mental y garantizar que quienes los necesitan reciban el apoyo y la atención que precisan.

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