Aumentan los pacientes de violencia extrema y las consultas de salud mental en el centro especializado de MSF en México
La inseguridad en México y en la ruta centroamericana y las políticas migratorias restrictivas en Estados Unidos y la región, principales causas
Ciudad de México, 13 mayo de 2025.- En los últimos meses ha aumentado significativamente el número de consultas de salud mental y de nuevos ingresos en el Centro de Atención Integral (CAI) de Ciudad de México, especializado en pacientes que han sufrido violencia extrema, advierte Médicos Sin Fronteras (MSF). La subida se debe a la continua violencia perpetrada por actores armados en México y la ruta centroamericana, y al impacto de la restrictiva política migratoria aplicada por Estados Unidos y otros gobiernos en la región. Ante el aumento de las necesidades, MSF insta a entidades públicas y ONG a fortalecer la asistencia a este tipo de pacientes.
En el primer trimestre de 2025, los equipos de MSF proporcionaron 485 consultas de salud mental entre los pacientes (migrantes en tránsito y ciudadanos mexicanos) del CAI. Representa un 36% más que las que se llevaron a cabo entre octubre y diciembre de 2024, año en el que se realizaron entre 300 y 350 consultas de promedio en cada trimestre. Entre los cuadros que presentaban los pacientes predominaban el trastorno de estrés postraumático —casi la mitad de ellos (48%) —, y la depresión (39%), y también figuraban reacciones de estrés agudo (7%), duelo y ansiedad.
“Desde finales de enero nos hemos enfrentado a casos severos de salud mental debido, entre otros factores, al impacto de la política migratoria restrictiva aplicada por Estados Unidos y otras partes de la región, que ha dejado a muchas personas atrapadas en un limbo legal y humanitario, sin expectativas”, afirma Joaquim Guinart, coordinador del CAI.
Una serie de medidas ejecutivas adoptadas por el presidente estadounidense Donald Trump en enero incluyeron la declaración de emergencia nacional en la frontera sur de Estados Unidos —militarizando en la práctica la aplicación de la ley migratoria— y la suspensión temporal de la admisión de refugiados a Estados Unidos.
Incluso antes de la emisión de las órdenes ejecutivas, el nuevo Gobierno estadounidense actuó con rapidez para cerrar la aplicación CBP One que, a pesar de sus defectos, era la única forma de solicitar asilo en la frontera sur de Estados Unidos. El impacto de estas restricciones se ve agravado por los recortes de fondos a los programas humanitarios, que afectan gravemente el acceso a refugio y a las necesidades básicas de atención médica. “Estos cambios abruptos han dejado a muchas personas atrapadas en un limbo legal, sin vías para solicitar asilo y sin acceso a servicios esenciales ni protección”, denuncia Guinart.
Estas medidas erosionan aún más el acceso al asilo y aumentan los riesgos para los migrantes, en particular los niños y otros grupos vulnerables, ya que las personas se ven obligadas a utilizar rutas y métodos cada vez más peligrosos para buscar asilo o quedan atrapadas en lugares inseguros donde corren un mayor riesgo de secuestro, extorsión y violencia sexual.
En el CAI, que abrió sus puertas en 2016, equipos multidisciplinares de MSF atienden a sobrevivientes de violencia extrema y malos tratos: brindan atención médica, psicológica y fisioterapia, entre otros servicios, con el objetivo de que los pacientes recuperen su funcionalidad y autonomía. En 2024, sus equipos brindaron tratamiento a 186 pacientes de un total de casi 4.500 que fueron identificados por el personal de MSF como víctimas de violencia en rango moderado a severo a través de los proyectos de la organización en varios puntos de atención en México o o referidos por contrapartes. El centro tuvo una cohorte de entre 30 y 50 pacientes simultáneamente, dado que los tratamientos son especializados y se prolongan de tres a seis meses.
Aunque la mayoría de los pacientes son personas migrantes1, desde finales de 2024 el centro ha puesto énfasis en captar a más pacientes mexicanos, personas que se hayan visto desplazadas o afectadas por la violencia que se registra en varias zonas del país. De esta manera, entre octubre y diciembre pasados se dio un importante repunte en el número de ingresos en el CAI, 64 en total, lo que significó un aumento de más del 50% sobre la media trimestral habitual, que oscila en 40.
“El objetivo es que los pacientes recuperen su funcionalidad y se reintegren en la sociedad. El CAI es un refugio para quienes son atravesados por la violencia: secuestros, extorsiones, malos tratos o violencia sexual afectan a muchas personas a lo largo de la ruta migratoria desde el sur del continente hasta la frontera norte con Estados Unidos y dentro de México”, explica Guinart.
Entre enero de 2024 y marzo de 2025, los equipos de MSF presentes en México, Guatemala, Honduras, Costa Rica y Panamá atendieron a casi 3.000 sobrevivientes de violencia sexual y realizaron más de 20.000 consultas individuales de salud mental, muchas de ellas precipitadas por la violencia, el desplazamiento y las dificultades en el proceso migratorio.
“En el CAI nos encontramos con personas extremadamente vulnerables. Mujeres y menores constituyen el grueso de la cohorte(en 2024, las mujeres representaron el 60-70 % de los nuevos ingresos y los menores, el 20-25 %). También atendemos a muchas personas LGTB+. La violencia deja profundas cicatrices; no solo por los daños físicos, sino también por los graves trastornos emocionales y mentales. Se requiere atención especializada. Los pacientes experimentan alteraciones en su percepción de la seguridad, la confianza y el bienestar”, añade Guinart.
Elena, una paciente que prefiere usar pseudónimo, lo cuenta: "No sabía si iba a poder volver a confiar en la gente. La violencia me hizo sentir que no era digna de amor ni de respeto". A través de la terapia ha comenzado a recobrar la autoestima. "He aprendido que mi pasado no me define y que puedo construir un futuro mejor”, asegura. Otro paciente relata que “cada día es una lucha. “La ansiedad me consume, pero aquí siento que tengo un espacio seguro para expresarme y sanar", añade.
“La dificultad para acceder a una atención adecuada hace que la recuperación para muchas personas afectadas por episodios de violencia extrema sea mucho más ardua”, asevera Henry Rodríguez, coordinador general de MSF en México. “En estos tiempos desafiantes de recortes en la ayuda humanitaria, es fundamental reconocer la importancia de proporcionar un apoyo integral y cooperar entre entidades públicas y ONG para encaminar a estas personas hacia los escasos servicios existentes”.
1 Las principales nacionalidades de los pacientes son Venezuela, México, Honduras, El Salvador, Guatemala, Ecuador, Colombia y Argentina, aunque también hay ciudadanos extracontinentales de países de Asia y África. Entre enero de 2024 y febrero de 2025, los equipos de MSF en México, Guatemala, Honduras, Costa Rica y Panamá atendieron a casi 3.000 sobrevivientes de violencia sexual y realizaron más de 20.000 consultas individuales de salud mental, muchas de ellas precipitadas por la violencia, el desplazamiento y las dificultades en el proceso migratorio.
Guillermo Algar