“Añadir sal a la herida”: el impacto del contraterrorismo en la asistencia médica en conflictos
Una investigación realizada entre personal de MSF en primera línea, en Nigeria, Afganistán e Irak, muestras las dificultades de dar atención médica imparcial en contextos de contraterrorismo
Bruselas, 8 de noviembre de 2021. – Dos décadas después del inicio de la llamada guerra global contra el terror a raíz del 11 de septiembre de 2001, Médicos Sin Fronteras (MSF) publica el informe “Añadir sal a la herida”, señalando las consecuencias que las guerras contra el terrorismo tienen en sus trabajadores y trabajadoras en primera línea. Los hallazgos de la investigación pintan un panorama desolador a la hora de brindar atención médica imparcial en la era del contraterrorismo.
Añadir sal a la herida. Informe completo. (En inglés)
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“El personal de MSF en primera línea nos contó cómo son acosados, intimidados, golpeados y acusados de apoyar a terroristas cuando proporcionan atención médica imparcial”, afirma Luz Saavedra, investigadora principal del informe en el departamento de Análisis de MSF.
El informe se basa en una investigación cualitativa con personal de MSF que trabaja en primera línea en Afganistán, Nigeria e Irak, o que acaba de regresar de estos países, y se centra en los elementos comunes en estos tres contextos. Los trabajadores y trabajadoras de MSF describieron constantemente estos conflictos de contraterrrorismo como “guerras sucias” donde “nadie está a salvo”.
“Nuestros equipos son considerados por quienes luchan en guerras antiterroristas como parte de su estrategia militar; se nos acepta cuando somos útiles, pero se nos rechaza cuando se considera que no estamos al servicio de su propósito militar y político. No podemos aceptar esto, nos impide tratar a los pacientes y va en contra de todo lo que significa ser humanitario”
Luz Saavedra, autora principal del informe “Añadir sal a la herida”
Un hallazgo clave fue que las políticas y prácticas de la lucha contra el terrorismo conllevan riesgos reales y personales para el personal médico. Cerca de dos tercios del personal que concedió entrevistas en profundidad había experimentado o presenciado directamente actos violentos o de intimidación y había sido acusados de apoyar a los “terroristas” cuando trataba a los pacientes basándose únicamente en sus necesidades. Las fuerzas armadas han utilizado la violencia a las puertas de las instalaciones médicas, dentro de las salas de los hospitales y en las ambulancias en servicio en un intento por evitar que los trabajadores y trabajadoras de primera línea atendieran a sus pacientes en función de sus necesidades médicas y de acuerdo con la ética médica.
Desde la perspectiva del personal de primera línea, se vuelve muy difícil distinguir entre las tácticas del llamado terrorismo y de quienes lo contrarrestan.
La atención médica se inhibe u obstruye a comunidades enteras. La población civil y los combatientes a menudo se fusionan en lo que las fuerzas armadas consideran un enemigo hostil. Y las fuerzas armadas tratan de justificar su abandono de la protección de la población civil en virtud del Derecho Internacional por ser “terroristas” o “apoyar a terroristas”. Un entrevistado dijo: “Los vimos bombardear una ciudad llena de civiles, a familias en sus casas”. Las personas enfermas y heridas suelen sufrir o morir porque, como dijo otro integrante del personal de MSF, “no pudimos llegar a esas personas y, a su vez, no pudieron llegar hasta nosotros”.
Los trabajadores y trabajadoras de MSF en primera línea identificaron el principio humanitario de imparcialidad, es decir, tratar a los y las pacientes basándose únicamente en sus necesidades, como algo vital que debe ser respetado y defendido en contextos de contraterrorismo. Sin embargo, las personas que participaron en la investigación también señalaron cómo el ser genuinamente imparcial conlleva ser objetivo de ataques contantes de forma muy real y peligrosa. “Es indignante que los Estados esperen que el personal sanitario rechace tratar a sus pacientes por motivos políticos o militares”, afirma Saavedra. “Nuestros equipos son considerados por quienes luchan en guerras antiterroristas como parte de su estrategia militar; se nos acepta cuando somos útiles, pero se nos rechaza cuando se considera que no estamos al servicio de su propósito militar y político. No podemos aceptar esto, nos impide tratar a los pacientes y va en contra de todo lo que significa ser humanitario”.
“Las organizaciones humanitarias imparciales deben dejar de ser un objetivo del marco legal y tácticas militares que han definido la guerra contra el terror. No se puede castigar la búsqueda o la prestación de la atención médica que tanto se necesita en nombre de la lucha contra el terrorismo"
Francoise Saulnier, directora Jurídica Internacional de MSF
Quienes participaron en la investigación señalaron cómo, en las guerras contra el terrorismo, la percepción de los actores humanitarios como próximos al Estado generó una gran sospecha por parte de los grupos armados de oposición que a menudo rechazaban relacionarse con MSF u otras organizaciones humanitarias. Actualmente, MSF se encuentra con demasiada frecuencia que solo puede trabajar a un lado de la línea del frente, con una fuerza contraterrorista que quiere tomar ventaja y una oposición que se muestra hostil o no quiere hablar con la organización.
Los resultados de la investigación ofrecen una visión única de la realidad de trabajar en entornos de contraterrorismo. Los trabajadores y trabajadoras de primera línea saben lo difícil que es operar en zonas de conflicto; y las prácticas y leyes de contraterrorismo lo hacen aún más difícil al “añadir sal a la herida”. Sin embargo, la perspectiva del personal de primera línea rara vez se tiene en cuenta en los debates políticos sobre la lucha contra el terrorismo.
“Desafortunadamente, los hallazgos de la investigación no son una sorpresa”, afirma Francoise Saulnier, directora Jurídica Internacional de MSF. “La guerra contra el terror ha erosionado la protección de la misión médica, priorizando las leyes nacionales contra el terrorismo en lugar del Derecho Internacional Humanitario. Esto a menudo deja a los equipos expuestos a las interpretaciones estatales de las leyes y del papel de la atención médica.”
Como organización humanitaria, MSF necesita poder brindar tratamiento basándose sólo en las necesidades médicas, así como poder hablar con todos los grupos que controlan el acceso a una zona y podrían causar daño a sus equipos. Además, sus instalaciones médicas deben quedar fuera de cualquier tipo de operación militar y de seguridad.
Para lograrlo, MSF pide, una vez más, exenciones humanitarias en entornos de contraterrorismo. “Las organizaciones humanitarias imparciales deben dejar de ser un objetivo del marco legal y tácticas militares que han definido la guerra contra el terror. No se puede castigar la búsqueda o la prestación de la atención médica que tanto se necesita en nombre de la lucha contra el terrorismo”, concluye Saulnier.
Metodología de la investigación:
El proyecto de investigación que condujo a los hallazgos presentados en este informe, tenía como objetivo comprender el alcance de los efectos de la lucha contra el terrorismo en la provisión de atención médica humanitaria imparcial a partir de las experiencias de primera mano de los trabajadores y trabajadoras de MSF en primera línea en Irak, Afganistán y Nigeria. Fue diseñado sobre la base de una extensa revisión de la literatura (incluidos 110 documentos externos y alrededor de 150 documentos internos de MSF) y entrevistas con 44 personas claves (incluyendo al personal de MSF, otras organizaciones internacionales no gubernamentales y la ONU, así como personal académico y consultores y consultoras).
Posteriormente, se recopilaron datos cualitativos a través de entrevistas en profundidad realizadas en línea y en persona con 26 trabajadores de MSF contratados localmente en los tres países mencionados. Las 26 personas trabajaron directamente en contextos donde tuvieron exposición a operaciones de contraterrorismo. En todos los casos, aceptaron participar en la investigación bajo una estricta confidencialidad debido a los riesgos asociados a este tema. Ninguna de las citas o ejemplos incluidos en el informe deben atribuirse a ningún proyecto específico de MSF, ni a ninguno de los tres países de estudio seleccionados.
Los criterios de selección de las personas participantes incluyeron: haber sido un trabajador o trabajadora de MSF en primera línea en alguno de los tres países, tener un puesto laboral que se viera potencialmente afectado de forma directa por las prácticas de lucha contra el terrorismo, y voluntad de participar en la investigación expresando libremente su consentimiento informado.
Las 26 entrevistas realizadas en profundidad (que duraron más de 17 horas en total) fueron transcritas (224 páginas) y codificadas temáticamente. Estos códigos fueron analizados al comparar los resultados entre los tres países, entre las respuestas del personal médico y no médico, y contra la revisión de la literatura documental codificada temáticamente y las 44 entrevistas con personas clave codificadas temáticamente. El protocolo de investigación pasó una rigurosa aprobación de la junta de revisión ética.
Silvia Fernández